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martes, 29 de abril de 2014

El cansancio de la filosofía. Luciano de Samósata


Relieve con cuerdas (1963)
Antoni Tàpies


Las razones que tenemos para desconfiar son diversas: sufrimos el mal negocio de la historia, asistimos a la creciente limitación de la ambición teórica, contemplamos lo mezquinas y caducas que son las empresas humanas y, así las cosas, el desasosiego se hace inevitable y lo que sigue es la desconfianza en el pensamiento .

Esto no es nuevo, el cansancio de la filosofía viene de antiguo, ya vimos cómo el sabio parricida, por obra y desgracia, se convirtió en santo obediente.

La filosofía también cansó a Luciano de Samósata y perdió el respeto por los filósofos. En el siglo segundo ya decía cosas como estas:

Para que no me ocurriera lo que a Ícaro, atrapé un buitre y un águila, le corté al águila el ala derecha y al buitre la izquierda, y me las ajusté a los hombros. Tras varios intentos, conseguí finalmente alzar el vuelo y alcanzar primero la Luna y después la sede celeste de los dioses. Allí descubrí lo harto que está Zeus de los filósofos. “Es un linaje -dijo- que no hace mucho ha aparecido en la Tierra, perezoso, pendenciero, altivo, irascible, glotón, fatuo, lleno de humos y de soberbia, un inútil peso en la Tierra. Divididos en escuelas maquinan todo tipo de laberintos verbales y se hacen llamar estoicos, académicos, epicúreos, peripatéticos y cosas aún más raras. Se endosan el venerable nombre de la virtud, alzan las cejas, arrugan las frentes, se dejan crecer las barbas y dan vueltas ocultando con sus falsos disfraces sus verdaderas costumbres. Se parecen a los actores de tragedia: si se les quita la máscara y la túnica bordada de oro, lo que aparece es un hombrecillo ridículo que cobra la función a siete dracmas.
Icaromenipo
Luciano de Samósata (125-181)

2 comentarios:

  1. Ahhh esto es bueno.
    Hoy se lo llevo a la profe...verás que cara pone entre parrafadas de Epicuro y Séneca...
    Salut

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