jueves, 19 de enero de 2023

Edward Elgar. Música crepuscular


Desde mayo a agosto, cuando los días son más largos, es cuando más llueve en el condado de Essex. En estos meses, en los que podría haber más luz, el cielo está nublado. El paisaje es sombrío. El clima en el condado de Essex es oceánico, abundan los días lluviosos.

 

Allí, bajo un cielo crepuscular, Edward Elgar componía una música crepuscular.

 

En 1899, en su casita estival de Essex, rodeada de brumas británicas, Elgar escribió la partitura “Cuadro del mar”. Es una música expresiva y dramática que, en algunos compases, se adivina el engaño nacionalista y la pompa victoriana.

 

Edward Elgar (1857-1934) miraba un mar en el que el horizonte se confunde con el crepúsculo.

 

Para una sociedad clasista y victoriana que menospreciaba al músico por sus orígenes un tanto humildes, Elgar compuso las marchas de pompa y circunstancia, su Land of Hope and Glory agradaba a los británicos que identificaban aquellas marchas como la música genuina del Imperio Británico.

 

Sus Variaciones Enigma pueden considerarse la primera obra maestra compuesta en Inglaterra desde la muerte de Henry Purcell acaecida en 1695. Elgar reconocía el carácter crepuscular de sus Variaciones Enigma, dijo que contenían un “dicho oscuro”.  La obra expresa la sensación constante de la “soledad del artista”, la introspección inquieta y la melancolía de quien se encuentra entre neblinas. Las Variaciones Enigma son opacas.

 


Durante muchos siglos, Inglaterra fue un país sin música. Ni el clasicismo ni el romanticismo dejaron sus compases en la isla británica. Hubo de pasar el empirismo, el industrialismo y el orgullo petulante del puritanismo para que, a finales del siglo XIX, volvieran a brotar armonías o melodías sobre las tierras que se extendían desde las Highlands de Escocia hasta la desembocadura del Támesis. Algunos músicos más o menos bucólicos, otros trasnochados admiradores de la estética medieval y otros, como Elgar, empaparon sus partituras con la humedad de la niebla baja.

 

Yehudi Menuhin y Edward Elgar


Por razones familiares, la obra de Elgar que más veces he escuchado es su Concierto para violonchelo de 1919. Hay quien ve en este concierto un adiós: tras la tragedia de la Primera Guerra Mundial, Elgar se despide de la Inglaterra eduardiana y de su carrera como compositor. Yo aprecio acordes sombríos ya desde la apertura. Encuentro, en el prolongado ascenso de la escala en mi menor, en el tema central del primer movimiento, algo que podemos asociar a una trágica nobleza que decae irremediablemente y se confunde con el olor de unos armarios repletos de abrigos viejos. El primer movimiento es lacónico y contrasta con un scherzo breve como la sonrisa forzada de un clown por cuyo rostro pintado de blanco resbala una lágrima mientras se va retirando en solitario.

8 comentarios:

  1. Para poder entender bien tu entrada, Francesc, he ido a escuchar los temas que nos indicas.
    Ya sabes que soy un patán en lo de música clásica, pero con tus indicaciones me es fácil adentrarme en sus vericuetos.
    Te agradezco las acotaciones que nos indicas, pues me ayudas a aprender.
    En ocasiones releo "Del Modern al Postmodern", pues me ayuda a discernir sobre el arte y los movimientos, y en ellos también la música del momento.
    Gracias
    Salut

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    1. Miquel, encontrarás obras muy buenas en el catálogo de Elgar, te recomiendo Nimrod o las Variaciones Enigma.
      "Del Modern al Postmodern" es un libro que apunta un camino sobre los ismos artísticos del siglo XX y XXI, en "El silencio de Euterpe" me centré más en la dispersión de la vanguardia musical de este periodo.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Un espíritu musical como el que recreas, el de Elgar, y sus composiciones más famosas, para mi gusto la sinfonía número 1 revela su brío e la composición. Este músico me resulta simpático, como Purcell, otro británico. Elgar tenía mucha curiosidad por el mundo que le rodeaba, no era el clásico músico obsesionado por su vocación; a él le interesaba la química y la tecnología que empezaba a aplicarse en los estudios de grabación. Después de leerte, me apetece escuchar su música.

    Abrazos

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    1. A mí, Elgar me ha devuelto el interés por la música británica. Después de Purcell, en lo que ha música se refiere, aquella isla fue un erial.
      Sus "Variaciones Enigma" las encuentro muy interesantes, y creo que su concierto para cello también lo es, pero quizá está un poco sobrevalorado.
      Abrazos

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  3. Gracias por tu entrada. En ella hablas de algo en lo que no había pensado, la total ausencia de música compuesta en Inglaterra desde Purcell. Siglos de ausencia.
    Y aquí nos encontramos una música excelente, bien orquestada, neblinosa, que solo podía haberse compuesto entre las brumas de Essex, aunque no sé si sus "Variaciones Enigma" las compuso allí, pero da toda la impresión de que fue así. Mientras escribo esto las tengo como música de fondo.
    ¡Qué quieres que te diga! Con la música de Elgar me pasa como con la ensaladilla rusa: me gusta toda, aunque la hay mejor y peor, y las "Variaciones Enigma" está entre las mejores músicas que compuso, aunque no conozco el concierto para violonchelo que citas.
    Un abrazo
    Muchas gracias por traerlo aquí.

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    1. Amigo GranUribe, la música británica despertó con Elgar, habían pasado unas centurias en que aquella isla parecía estar en silencio, el clasicismo y el romanticismo casi, casi desaparecidos, hubo que esperar a las Variaciones Enigma y a las partituras que vinieron después.
      El concierto para violonchelo de Elgar, ha estado, por razones familiares, muy presente entre las paredes de mi casa. Es un concierto que ha tenido un apoyo mediático muy importante dada la difusión llevada a cabo por Jacqueline du Pré, que con su interpretación maravillosa y con sus problemas personales han elevado el concierto de Elgar a territorios extramusicales. Cuando se mezclan estas cosas, me pongo en guardia. Este concierto, en mi opinión, está sobrevalorado.
      Un abrazo

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  4. Essex crepuscular, Edgar crepuscular, pompa y circunstancia crepuscular, pero el Imperio aún tenía mecha para no ser crepuscular. Mas los británicos, con sus crepúsculos, qué bien han sabido montárselo siempre en materia de influencia mundial.

    Mira, no conocía las Variaciones enigma, agradezco tu info. Salud.

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    1. Amigo Fackel, los británicos con sus crepúsculos pasaron siglos sumidos en la inanidad musical, aquello era un territorio nublado, crepuscular y sin música. Aún hoy se resienten. Desde el punto de vista musical, jamás han sabido montarse nada, en todo caso unas insignificancias comerciales que dan la vuelta al mundo a base de soporte mediático.
      Salud

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