Materia.
Francesc Cornadó
Ma l'animale che mi porto
dentro
non mi fa vivere felice mai
si prende tutto anche il Caffè
si prende tutto anche il Caffè
mi rende schiavo delle mie
passioni...
El cantante siciliano nos dice que el animal que lleva dentro, le roba todo, hasta el café. Franco Battiato está convencido de que la bestia interna le hace esclavo de sus pasiones.
Sí, en efecto, hay demonios internos que nos esclavizan, pero cuidado, no dejemos que estos seres malignos que viven en nuestra mente nos confundan la visión y no nos dejen ver el otro animal, el externo, el que acecha constantemente y nos anula la razón y nos hace prisioneros de hecho y de derecho.
Sí, en efecto, hay demonios internos que nos esclavizan, pero cuidado, no dejemos que estos seres malignos que viven en nuestra mente nos confundan la visión y no nos dejen ver el otro animal, el externo, el que acecha constantemente y nos anula la razón y nos hace prisioneros de hecho y de derecho.
Creo que hay una relación interactiva entre los seres internos y los externos, ya sean demonios o ángeles (ahora se hablaría de virus, palabra de moda) Puesto que somos animales, seámoslo, pero con conciencia de los límites, internos y externos. Conozcamos al animal que tenemos en nómina, el propio, y distingamos los que traten de acercársenos con perversas intenciones. Viva la vida a pesar de los monstruos. Por cierto la bestia exterior suele ser muchas veces una caca de bestia, pero si se le da pábulo se crece en su propio excremento.
ResponderEliminarSalut y paciencia.
Amigo Fackel, es fundamental conocer los límites. Me refiero a los límites dimensionales y a las fuerzas. Conocidas estas, sabremos hasta dónde podemos presentar batalla contra la caca de bestia que pulula por estos andurriales.
EliminarAbrazos
Abrazos
"La libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo"
ResponderEliminarCicerón
Anónimo, no suelo contestar comentarios anónimos, pero ya que citas a mi admirado Cicerón, te diré que siempre estoy de acuerdo con las palabras del romano, faltaría más. Dicho esto, confieso que no sé que es la libertad y digo, también, que estoy convencido que más de un libertino o de un liberado, vendería un cachito de su libertad imaginada por unos instantes de placer, se embarcaría rumbo a Citerea y al llegar a la isla no encontraría otra cosa que unas cabras macilentas que trepan por los peñascos áridos.
EliminarMuchas gracias por responderrme. Sin embargo tengo una duda: ¿Qué diferencia crees que existe entre nombre ficticio y anónimo? Otra vez gracias. No necesito contestación.
EliminarCreo que todos nos desconocemos, y que ahí reside nuestro mal.
ResponderEliminarLa libertad es una palabra bonita pero gastada. Un cojinete con bulones cuadrados. Y creo que nos hemos apropiado, en nombre de ella, de la parte que le toca a los demás, como tampoco se en que proporción.
Salut
Amigo Miquel, probablemente la palabra libertad esté desgastada de tanto usarla otra cosa es la libertad en sí, esa se ha usado muy poco. De todas maneras no me hagas demasiado caso, nunca he llegado a endender en qué consiste la libertad, sospecho que algo tedrá que ver con la responsabilidad.
EliminarAbrazos
En esto de los demonios hay también jerarquías. En la cúspide están los Mefistófeles de turno; después, sus lugartenientes. Al final del todo hay diablillos becarios o aprendices manipulables.
ResponderEliminarSaludos, Francesc.
Amigo Cayetano, hay jeraquías en los infiernos y en las esferas celestiales. Ya se sabe: uno que manda y otros que obedecen, ahí podríamos hablar de libertad escalonada.
EliminarAbrazos
Recojo el comentario de ánonimo y su cita de Cicerón, la cuesatión es estar libre de servidumbres, incluos de las autoimpuestas, aunque eso suponga un esfuerzo titánico.
ResponderEliminarAbrazo
Querida Amaltea, ¿cómo no vamos a atender las palabras de Cicerón?, ya sabes que soy un admirador del sabio romano.
EliminarHaremos un esfuerzo para que no nos roben ni el café ni su aroma.
Abrazos