martes, 3 de enero de 2017

Carta apócrifa de Cosimo de Medici a un Condottiero de la península de los conejos



Discutiendo La Divina Comedia con Dante (fragmento)
Dai Dudu, Li Tiezi y Zhang Antero. -Taiwan- 


Signor Condottiero.

Ante todo, debo recordarle que usted es un asalariado con contrato temporal y que está al servicio de sus conciudadanos. Ellos le pagan y con ellos tiene usted firmada la correspondiente condotta -verbal o escrita- que le obliga a prestar el mejor servicio.

Entiendo que usted calle a menudo, es de los que creen que con el tiempo todo acaba olvidándose. Casi siempre el silencio es un componente de la sabiduría y la memoria puede ser una mala consejera, pero esconderse detrás del silencio es dejación o cobardía.

No me extraña que desde su tierra ruidosa, de silencio intelectual y de estigmatizados, sus ministras acudan a las procesiones de Semana Santa y usted mismo vaya buscando intercesiones del más allá, pues bajo los capirotes se esconden mejor las vergüenzas y desde el más allá no se ven los infortunios del más acá.

Le sugiero que mientras organiza su agenda o se reúne con chulitos de saloncito, se dé usted un paseo por la orilla del Arno, comprobaría lo eficaz que resulta tener en sus ministerios hombres como Maquiavelo o Castiglione, en vez de tanto inculto engolado.

Podría, también, contemplar las esculturas de mármol y vería que aquí, la Eternidad, tal como nos dijo el poeta, no se la confiamos a i catalani sino a las piedras, que para esto tenemos a Miguel Ángel; con estos mármoles lavamos lo pecaminoso del dinero que hemos conseguido de prestar el oro a gli spagnoli.

Nosotros los Medici, y también nuestra competencia, los colegas Bardi, los Albizzi y los Guardi o los Salimbene; los Zaccari de Génova o los Tolomei de Siena, sabemos muy bien que las cosas de la pecunia y del tesoro no deben tratarse con meapilas ni con todas esas señorías que se encomiendan a la Virgen del Rocío o confían en brazos incorruptos como si fueran un producto de “conservas y pescados”

En el fondo hierve una negra pez y arde el arsenal de Venecia, Signor. Nada de arzobispos ni de eventos subvencionados, estos sólo hacen que complicarnos la existencia y hacen peligrar nuestra bicoca. Nosotros ya tuvimos un Savonarola que la lió y al intermediario Galli, ¿Qué se hizo de Galli? De tan insignificante ninguno de sus corruptos lo reconocería. Ahí, en su península de conejos, sus corruptos se creen expertos en ingeniería financiera pero no superan ni de lejos a Juan de las Bandas Negras.

Signor, paséese por Belvedere, recorra el pasillo de Vasari hasta los jardines de los Pitti y busque las respuestas entre los parterres de Boboli pero no espere respuestas del más allá.

Cósimo de Medici

14 comentarios:

  1. Respuesta del Condottiero: mucha envidia es lo que hay y mucho resentido. ¡Válgame el cielo! La culpa de todo lo malo que pasa -incluida la corrupción-, es de los demás, sobre todo de nuestros opositores, que nos tienen manía.

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    1. Amigo Cayetano, la envidia es uno de los pecados capitales que caracterizan la península de los conejos.
      Salud

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  2. Ese condotiero que para sí quisiera serlo, no habiendo pasado de gastar como mero funcionario registrador a mero funcionario a suertes de la administración general de un país que se conforma con poca política, ningún cambio sustancial y una gestión siempre tramposa cuando no abusiva por mor de los clientelismos y a merced de tantos funcionarios corruptos que en tal reino y, ni siquiera república, medran, no puede dar más de sí y solo sabe dejar llevarse por la inercia que proporciona la situación de una sociedad que tampoco engendra alternativas creíbles, líderes sensatos, que preserva viejos privilegios y amiguismos y que es incapaz de generar ilusiones de futuro, enrocada en la perpetuación de las tradiciones al uso en manos de los gremios de negocio fácil y bendecidas por el clan que desde hace veinte siglos echa el asperge domine para justificar su propia supervivencia.

    Magistral carta a un condotiero que no pasa de ser peón de infantería, que apenas cuenta en los foros internacionales y que parece representar muy bien a amplios sectores aquiescentes de un país que no sabe ni lo que quiere. Así nos va a la plebe.

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    1. ¡Cuánto tienen que aprender de aquellos activos y valientes condotieros! Ahora nos encontramos con meros aprendices de brujo que no saben de la misa la mitad. Pusilánimes que sólo merecen el más crudo de los epodos.
      Salud

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  3. ¿Y si cambias algún que otro nombre y la envías por correo urgente y acuse de recibo? El destinatario vive, ostenta cargo y gobierna poco y mal. No cumple con el contrato político que se le encomendó.
    ¡Que buen gobernante si leyera a tan sensato consigliero!

    Abrazos

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    1. Querida Amaltea, Cósimo de Medici tenía la carta a punto pero decidió no enviarla, estaba convencido que destinatario no entendería nada.
      Abrazos

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  4. Creo reconocer a tantos cuando se menciona a Juan de las Bandas Negras ¡.

    Esta Tierra de Conejos está esquilmada por tanto profesional del pecunio ajeno.
    Hace falta un milagro para que todo vuelva a la normalidad, pero es bien sabido que Dios ha dejado de existir.

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    1. Amic Miquel, ya sabes que no creo en milagros y por lo tanto tampoco creo que nada vuelva a la "normalidad". En la Península de los Conejos hay más corrupción que caos.
      Salud

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  5. Me temo que il Condottiero, más aún que buscar respuestas entre los parterres de Boboli, prefiere buscarlas en el inciensado silencio de los Giardini Vaticani.

    Salud

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    1. Amigo Loam, me temo que il Condottiero confunde los parterres de los jardines con un Duty Free.
      Salud

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  6. Yo la sigo llamando "piel de toro" porque los conejos, en su inmensa mayoría, pasaron a mejor vida hace ya bastante tiempo.

    Del nivel de nuestros condotieros, mejor no hablar. Apena ver tanto desierto intelectual y tanta cabeza huecha sobre la faz de esta tierra que pisamos y apenas cultivamos.

    Me ha encantado el comentario de Fackel y té, estimado maestro Francesc, siempre enseñándonos el sano ejercicio de pensar y reflexionar.

    Un abrazo

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    1. Amigo Luis Antonio, la mixomatosis exterminó casi la totalidad de los conejos de esta península, hay plagas que acaban con la vida de algunos seres, así como la sinrazón que, pareciendo una plaga, produce estragos. Escasea la razón de estado, mejor diría el humanismo de la razón de estado.
      Tierra nuestra que ha sufrido mucho y donde el mal gobierno es secular. Es una lástima.
      Debido a que continuo anclado en lecturas antiguas y debido a mi fascinación por el Renacimiento, siempre cometo el error de analizar la realidad con ojos "toscanos".
      Un abrazo

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  7. Amén de la maravilla literaria, su ingeniosa y rotunda bronca al más alto nivel de la elegancia política - más quisieran nuestros dirigentes que recibir semejante perorata- este Medici, amén de banquero y padre del mecenazgo derrochaba lucidez, sobre todo porque como te he leído en los comentarios tras escribir esta carta no la entregó a su destinatario sabedor de que entonces como ahora los Condottieris son sordos de entendederas.

    Comprendo tu fascinación por el renacimiento, no es ya la explosión artística sobre todo en la maravillosa Toscana, fue la inmensidad de mentes brillantes a todos los niveles. La magnitud de personajes como Cosme de Médici es impensable ni aun en su infinitesimal parte en ninguno de nuestros mandarlos. En fin, tiene razón AMALTEA actualizamos los nombres y se la clavamos en la frente a ... ¿ quiene de todos los descerebrados que sufrimos en los diferentes desgobiernos de este país? ; )

    Un abrazo muy muy fuerte mi querido FRANCESC y mil gracia por estas deliciosas maravillas que gracias a ti conocemos... ¿ ves? tú tb haces de Rey mago en estos mundos blogsféricos ;)

    Que la magia de esta noche ( creas o no en ella) te alcance y te haga sentir tan maravillosamente bien como nos haces sentir a nosotros en tu casa!

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    1. Querida María, esta carta no fue enviada, el Medici, como hombre práctico, no quiere perder el tiempo. Cosimo de Medici estaba seguro que el Condottiero sería incapaz de entenderla. Prefirió acercarse al Arno para ver cómo las lechuzas volaban desde el puente hasta Fiésole, quién sabe si allí se posarían en los muros franciscanos.
      Espero que los Reyes Magos de Oriente te hayan hecho muy feliz.
      Un abrazo

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