sábado, 28 de mayo de 2016

La caída es inminente

En enero de 2011, contestando un comentario de un amigo de este blog, dije
la caída es inminente.


Hoy ya no diría lo mismo. Han pasado más de cinco años y la caída ya se produjo. 

Ahora la salida del hoyo no es inminente, en la profundidad oscura se puede malvivir durante mucho tiempo. Creo que nos esperan siete centurias en este pozo.


Setecientos años de miseria creativa y cultural nos esperan.

20 comentarios:

  1. Cierto. Al contrario de lo que le ha pasado a esta nave, nostros continuamos a la deriva en el espacio sideral. Sin combustible, sin energía alternativa, y lo que es más peliagudo, sin timón.

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  2. Huy, y espera no profundicemos más en la caída. La Ley de Newton sigue en vigor. Y los agujeros negros del neocapitalismo han ampliado su diámetro. No quiero ni pensar en la cirugía bestia que en un momento determinado pueden estar tentados algunos a aplicar.

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    1. Amigo Fackel, en el fondo del hoyo podemos seguir escarbando, eso si nos quedan fuerzas.
      Seguro que las tentaciones las tienen.
      Salud

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  3. Pues como la indigencia creativa dure mucho, los que estudien arte y literatura contemporáneas van a tenerlo facilito: poquita materia.
    Saludos, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, yo creo que en estas centurias de miseria cultural que nos esperan, muy pocos se preocuparán por el estudio del arte y la literatura: poquita materia y poquitos interesados por ella.
      Salud

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  4. Más que malvivir en la oscura profundidad, habrá que administrar sabiamente la penumbra y empeñarse con denodado esfuerzo en la introspección y en el silencio.
    Cada palabra cierta, elemental, deberá ser cultivada con esmero, pues una vez puesta al servicio de la comunidad, desarrollará su poder creativo y fructífero.
    Provistos de guardianas y guardianes de un semillero impecable, abandonaremos la caza para sumergirnos y reanudar la Odisea de Hesíodo. Una labor honesta, paciente y pulcra que deberemos retomar, de ahí l@s mentores con la espléndida tarea de inspirar la justicia.
    Son tiempos de guía y cuidados, pastorear y contemplar la existencia para reintegrar la energía dilapidada, usurpada…
    El Canto será camino de prudencia y aprendizaje. Quizás la jitanjáfora nos ayude a dirimir el caos. Respirar generosa y honradamente el sonido para producir dulzura.
    El lodoso y legendario cántico de la mixtura, inspira. Poetizar el entorno, restituir la dignidad.
    Mil lecciones por aprender, siglos de discernimiento y una Nana Elemental para apaciguar y subsanar la insana cotidianeidad de malvivir.
    Si, Francesc, la gran odisea que se avecina…Y Casandra no estaba loca, la silenciaron.

    Un abrazo crepuscular
    Salud!
    Kova

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    1. Amiga Kova, puede ser que la jitajáfora nos situe al pie de la Torre de Babel. Inventar palabras para entendernos de nuevo con otros códigos, pero el camino es muy largo y no lo podremos emprender hasta que se allane y se retiren los escombros. Es muy difícil el Canto ante tanta ruina.
      Salud

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  5. Vamos a buscar un número fetiche ,estimado Francesc:Dante tenía el tres, por lo del triangulo y el equilibrio y este año parece que es el seis:Cervantes,Shakespeare,El Bosco,Darío y Cela...voy a consultar mi bola de cristal a ver que me dice...?

    Ayer viendo Informe Semanal acerca de como se acumulaban los neumáticos sobrantes y date cuenta que España es el mayor cementerio incluyendo dos islas del Archipiélago Canario pero acumular muy bien pero sin ninguna precaución de que es un material altamente inflamable y después que hacemos con ellos...?.Que esta pasando que se nos estan estrechando las miras o estamos generando cataratas antes de la edad normal...

    Un abrazo estoy totalmente de acuerdo con tus miras.

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    1. Querida Bertha, creo que para encontrar el número deberemos recurrir al cálculo infinitesimal, a las series numéricas que tienden a cero y luego hallada la solución puede ser que el término de la serie no sea otra cosa que la nada.
      Es difícil la reconstrucción, querida Bertha, muy difícil y más difícil nos lo ponen.
      Un abrazo

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  6. Haces bien de referirte a las centurias por venir.Esto tiene pinta de largo y tortuoso camino, no sabemos dónde conduce y si llegaremos pero habrá que refugiarse en la literatura y la amistad para sobrevivir.

    Abrazos

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    1. Querida Amaltea, el periodo es largo, no hay más remedio que expresarlo en centurias.
      Alguna literatura nos ayudará a sobrevivir, pero no no haya demasiado ruido y nos dejen leer.
      Un abrazo

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  7. Amic Francesc:

    A veces, el concepto caída es excesivamente subjetivo y lo que para una percepción puede ser derrumbe para otra pueda ser creación. No digo que las cosas anden bien, al contrario, parece que vivimos ya casi en la distopía de Aldous Huxley. Pero no todo va tan mal. Al contrario, vivimos en un mundo complejo, lleno de acción reacción, en cambio permanente, en un mundo en el que los referentes cambian de manera continua y eso, con frecuencia, nos puede producir vértigo. Pero también puede ser grandioso.
    Decía el gran Óscar Wilde que la civilización no acaba con la barbarie sino que la perfecciona y es que la evolución lo hace en todos los frentes. Ya tenemos ahí la caída. Pero también la levantada. No es que el futuro esté a punto de llegar, es que, como decía William Gibson, el futuro ya está aquí, lo que pasa es que no está equitativamente distribuido.
    Sí, ciertamente que la Ley de la Gravedad sigue en vigor, pero muy cambiada desde el punto de vista conceptual científico, después de que hace poco más de cien años Einstein la reformulara en su Teoría de la Relatividad General.
    Por eso, amigo Francesc, sigamos teniendo tentaciones, que igual es lo que nos va faltando. Pero tentaciones de las fuertes, más fuertes que las de San Antonio. Y, si tenemos fuerzas, caigamos en ellas, no las evitemos.
    Pecar es una gran virtud.

    Mira que la edad miente,/ mira que del almendro más lozano/ parca es interior breve gusano. (Góngora)

    Silvano

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    1. Amic Silvano, probablemente el concepto de caída sea relativo pero, más o menos en vertical, significa un tránsito de arriba a abajo, una pecipitación que los románticos la temían al borde del acantilado.
      Hoy, pasada la era de la ostentación, aquella precipitación se nos antoja como un desplazamiento sistémico hacia el pozo.
      Pocas esperanzas, amigo Silvano, muy pocas, y distópico lo percibo, y en esta distopía no puedo concebir ninguna grandiosidad.
      Como el dandi inglés, yo también creo que la barbarie se perfecciona y después del siglo XX, que ha sido calificado como el siglo de la muerte, si este perfeccionamiento sigue adelante, nos encontraremos desobedeciendo la Ley de la Gravedad.
      Ya sabes Silvano que me siento un clásico y me resulta muy difícil llegar a entender que el pecado pueda ser una gran virtud, me resulta casi tan difícil como entender a los curas barrocos.
      Creo que las grandes virtudes, igual que los grandes pecados, son cosas de místicos, de caballeros atolondrados, de princesas sentimentaloides, de exaltados, autodestructivos, malditos, nihilistas y heterodoxos capaces de cortarse una oreja o batirse en duelo por una bagatela, atravesarse una mano con un punzón en una performance artística, los pendencieros que buscan camorra y los que están dispuestos a bajar al infierno para injuriar a la belleza.
      Un abrazo

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  8. Vertical u oblicua, estimat Francesc, una caída es una caída. Pero mira y no olvides que hemos podido superar la Ley de la Gravedad, superando la velocidad de escape. Y eso no es pecado, concepto relativo como todos, sino una conquista extraordinaria.
    Lo malo es que (y estoy muy de acuerdo contigo en esto) nos encontramos en momentos de transición y eso siempre genera incertidumbre.
    Como diría Machado, yo no sé a estas alturas si soy clásico o romántico, entre otras cosas porque ser clásico no resulta fácil, por una cuestión de abarcar tiempos. ¿Somos clásicos de dónde? ¿De Grecia? ¿De Roma? ¿De la extensa Edad Media? ¿Del siglo XV? ¿De las Vanguardias del XX, ya clásicas ellas mismas?
    ¿Qué es pecar? ¿Contra quién pecamos o contra qué? ¿Y por qué no? Sin pecado, el mundo seguiría todavía en aquellos dichosos siglos y siglos dichosos de la edad dorada de Cervantes. Por fortuna para ti y para todos nosotros, tú mismo pecas y bien que pecas cuando injurias tan bien a la Belleza y ella se siente tan halagada.
    Y también escribió Óscar Wilde:
    La experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores.
    Un abrazo y vaya placer el de este intercambio.

    Silvano

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    1. Amic Silvano, ya me dirás de dónde sacas que yo peco injuriando a la belleza, ya me dirás dónde digo que no hayamos superado la Ley de la Gravedad.
      Ya me dirás qué sentido tiene hacer una clasificación temporal del clasicismo. En el arte y en la literatura el clasicismo se encuentra en el orden, la proporción y en la armonía numérica tal como la entendió Vitrubio y la formuló Luca Pacioli o más adelante Matila Gyka e incluso nuestro admirado Einstein.
      Silvano, hemos pasado un siglo XX de muerte y dolor y el panorama político, social y económico que se nos presenta es desolador, ya me dirás dónde podemos encontrar una brizna de esperanza, probablemente la encuentres entre el estiércol de occidente o entre la miseria del tercer mundo, pero yo no albergo ninguna ilusión ni ningún optimismo.
      Ya me dirás qué sentido pueden tener las palabras de Wilde asegurando que la experiencia no tiene valor ético. La ética la construimos con nuestros actos o ¿es que debo pensar que sólo encontraré la ética en las ensoñaciones sentimentales?
      Salud

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  9. Ya lo decía Séneca, ya: lo que hoy son vicios mañana pueden ser virtudes. Esa es la cuestión, el caminar.
    Y no, no caigamos en el pesimismo. No habrá caída, no la habrá más allá de las caídas que en la historia han sido, porque caminar es caer. Y levantarse.
    Lo que sucede es que están ya en marcha nuevas formas, nuevas maneras, nuevos contenidos, nuevos objetivos y hasta nuevos caminos. Siempre lo han estado. Quizá la tragedia esté en ser testigos de las transiciones y percibir su más allá con recelo.

    Equilibrio, serenidad y armonía son las formas de la tradición de Grecia y de Roma, donde todos bebimos en nuestra formación pero ni son las únicas ni tienen que ser, por necesidad, las mejores. Son unas formas más. El mundo, el arte y la humanidad son mucho más que la tradición europea, aunque todavía sigamos, velis nolis, siendo algo eurocéntricos. Y eso es lo que ha cambiado: el eje del mundo, que se ha desplazado. Para bien o para mal.

    El siglo XX se ha construido, ciertamente, sobre una carnicería, pero también es el siglo de la grandiosidad de Einstein, de Max Planck, de Rutherford, de Fleming, de Hawking, de Luther King, de Ghandi, de Freud, de Sastre, de Hanna Arendt, de Philip Jonson, de Frank Owen Gehry, de la penicilina, de los antibióticos, de la estructura del ADN, de la solidaridad, de la lucha por la libertad, de la búsqueda de nuevos caminos artísticos, de la liberación de la mujer y de muchos pueblos oprimidos…

    Nos lo advirtió Charles Kettering: Me interesa el futuro porque en él voy a pasar el resto de mi vida.

    Y sí, mejor pecar, amic Francesc, porque los pecados escriben la historia, abren el progreso, avivan el arte, estimulan la poesía, impulsan la ciencia y vivifican el humanismo. ¿Qué habría sido de la Humanidad sin la transgresión y del Arte sin la ruptura?
    Toda vida se nutre de virtud y pecado, de belleza y fealdad.

    Wilde, ¡ay, don Óscar! Ya sabes de su arte, de sus quebrantamientos y de sus vulneraciones. Te aconsejo, y aconsejo a todos los que nos lean en esta dialéctica, que leas, y lean, una extraordinaria obra de este autor irlandés, que a nadie dejará indiferente: De profundis, así, con su título en latín.

    El gran problema está, tanto en la ética como en la estética, en quién marca los criterios para valorar los actos y para valorar las creaciones. ¿Los pone la Naturaleza, los ponen los hombres (cómo, quiénes y para qué), lo ponen los dioses (cuáles) …
    Después del Romanticismo, la preceptiva es una auténtica duda, pregunta y dilema…, que ha dejado desnudo a todo creador.
    ¿Relativismo moral y artístico? ¿Absolutismo moral y artístico? A ver quién marca la frontera y sobre todo, sobre todo, para qué…

    Dixi et salvavi animam meam.

    Silvano

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    1. Amigo Silvano, ya te he dicho que no espero nada y me importa muy poco si los vicios serán virtudes o viceversa. Caminar, sí, pero hacia dónde.
      Y me pregunto por qué no debo ser pesimista, hay algún mortal que me lo pueda impedir y hay alguna razón que me justifique este determinado comportamiento o actitud ante el futuro que nos espera. No quiero arreglar nada, no me importa si esto se cae o avanza. Caminar es caminar y caer es caer y quien puede, se levanta y algunos que quieren hacerlo no pueden, así pues caminar no es caer.
      Coincido contigo que se presentan nuevas formas, nuevas mareas, nuevos contenidos, nuevos objetivos y con ellos una confusión de caminos, como casi siempre ha ocurrido en el mal negocio de la historia, pero, tan corto de miras como soy, no veo en el panorama actual más que un túnel cuyo final ni siquiera lo adivino, no veo una lucecita al final del túnel.
      También coincido contigo en que observamos la marcha del arte desde un eurocentrismo poco justificado, en este blog ya he hablado de ello, que hay un mundo más allá de esta Europa tan poco solidaria, pero a mí, tan corto de miras que soy, me resulta muy difícil comprender aquello que se “cuece” más allá del límite del árbol de Minerva.
      El siglo XX es tal como he comentado, el siglo de la muerte, en medio de tanto dolor, algunas mentes claras nos han iluminado, tú has citado algunas de ellas, son faros potentes que admiro. Algunos avances científicos nos han proporcionado un cierto bienestar, y junto a estos avances, la industria armamentística iba dando la razón a Wilde, iba perfeccionando la barbarie. Y en cuanto al arte del siglo XX te diré que celebro el triunfo de la expresión y el ansia del artista por explicar el dolor y la muerte del siglo. Celebro el arte racionalista e incluso el optimismo mal explicado de los expresionistas. Pero en cuanto a la solidaridad y la lucha por la libertad creo que debes permitirme que me reserve la opinión, sí, antes colonialismo y ahora globalización; sí, antes esclavitud y ahora explotación.
      La advertencia de Charles Kettering me parece una boutade, si él se interesa por el futuro, yo me intereso por el presente, porque aquel, desde mi cortedad de miras, lo veo muy negro. Y si observo el pasado, el largo devaneo de la historia, probablemente no vea más que “pecados” y de aquellas miserias salieron algunas obras excelsas que vivificaron no sé qué.
      La trasgresión es el motor del arte y de la literatura, en esto coincidimos, también en que la vida se nutre de virtud y pecado, de belleza y fealdad. Pero no quiero creer que la vida sea una acción apasionada como afirma Wilde, este autor de quien creo haber leído toda su obra, me parece tétrico, charlatán, dandi y esteticista. He leído De profundis y fue a partir de este texto cuando comencé a detestarlo. Porque el problema está en la estética y también en la ética pero una no supera a la otra y para Wilde sí, en unas ocasiones hace prevalecer la primera y en otras la segunda pero nunca en conjunto.
      Creo que los criterios de valoración de los actos humanos los ponen los hombres, porque la naturaleza no es sabia ni es nada y cuando revienta lo destroza todo, la naturaleza no tiene ningún objetivo, no tiene moral ni pensamiento y los dioses cuando existieron parece que eran inclementes y allí se quedaron, de manera que no pido criterio ni a estos ni a aquella.
      Amigo Silvano, después de Romanticismo y antes, siempre la preceptiva es y fue duda, es un sinfín de preguntas, porque todo es relativo.
      Queden las vergüenzas del creador al aire. Aspiro al relativismo, a la vulgaridad como antídoto a la exclusividad y a la técnica consciente y noble que nos proporciona bienestar y poca cosa más.
      Un abrazo

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  10. Ja, ja, ja. Por supuesto que nadie impide que uno sea pesimista u optimista. Lejos de mí los impedimentos a los demás. Pero intuyo que el pesimismo o su antónimo no los elegimos, nos eligen ellos.

    Si los criterios los ponen los hombres (y las mujeres), la pregunta es inmediata: ¿quiénes se arrogan ese privilegio? ¿los fuertes? ¿los “sabios”? ¿con qué fines, por qué intereses y con qué criterios? Es que este es, justamente, el gran tema de lo que es arte o no es, de lo que es bueno o no es, en el mundo contemporáneo y postmoderno. Tras caer los valores absolutos, es decir, tras el entierro de toda preceptiva.

    “Si Dios ha muerto, ¿todo está permitido?”, exclamó Dostoievski a Nietzsche. Esto es, si se acabaron los valores universalmente impuestos en la época clásica (que también fue una carnicería bárbara) por una preceptiva rigurosa, unívoca y de camino único, dónde buscaremos los valores hoy, los criterios de interpretación y las claves de desentrañamiento… Esta es la gran controversia teórica no resuelta y yo creo que irresoluble, de momento.

    Para acabar, estimat Francesc, esta jugosa dialéctica, unas palabras de John Barth, de su obra Dunyazadiad:

    Tanto en el amor como en contar cuentos no todo es cuestión de maestría técnica, pero esa maestría técnica es lo único susceptible de ser discutido.

    Un abrazo y ha sido un placer, pues solo de la palabra puede acabar saliendo la claridad, así que aspiremos a seguir intercambiándola en otros momentos también.

    Y, tranquilos, que la caída no durará más que las ya habidas. Mientras, intentemos mantener nuestra pluma bien tiesa en el verso. Y en la prosa.

    Silvano

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