jueves, 28 de abril de 2016

La melancolía reflexiva de Lorenzo el Magnífico

Piero di Lorenzo de Medici retratado por Domenico Ghirlandaio

A pesar de su magnificencia Lorenzo di Piero de' Medici (1449-1492) -detto anche il Magnifico- sufrió de melancolía.

Los excesos de finales de quattrocento que tanto indignaban a Savonarola, provocaron en el ánimo de Lorenzo de Medici un sentimiento de huída. El alma del Magnífico se tornó melancólica y un verano, este  mecenas, Príncipe de Florencia, se alejó del Arno, como si fuera una de aquellas lechuzas que volaban hasta Fiésole, y abandonó la ciudad.

En el ánimo de Lorenzo el Magnífico, la melancolía no fue molicie ni flojedad de espíritu sino más bien una actitud de reflexión sobre lo trágico de la condición humana.

He aquí alguno de los versos que escribió:

Quante’è bella giovinezza,
Che si fugge tutta via!
Chi vuol esser lieto sia,
Di doman non c’è certezza...


¡Qué hermosa es la juventud,
a pesar de que se escapa!
Quien quiera estar alegre que lo esté
pues del mañana no hay certidumbre...


En más de una ocasión, a lo largo de la historia, las épocas de excesos y de ostentación han dado paso a unos periodos largos de decaimiento, de postración o de melancolía.

No creo, sin embargo, que ahora, después de la era de la ostentación y del endeudamiento que hemos pasado, caigamos en una etapa de melancolía sino más bien en un largo periodo de abandono intelectual o de flojera creativa: en una larguísima miseria social.

16 comentarios:

  1. La melancólica laxitud en la capacidad creativa.
    El ocaso de las humanidades.
    Malos tiempos se avecinan.
    Un saludo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, ya sabes que albergo muy pocas esperanzas. Me entristece saber que en los próximos setecientos años todo será un erial de creación artística.
      Salud

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  2. es significativo ese muro de silencio entre los hombres del mundo, en medio de la era de la comunicación (¿?)
    ello ambienta que las buenas ideas boguen en el mismo mar de tonteras que nos ha inundado
    ya tengo escasas esperanzas de un cambio positivo.
    un abrazo

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    1. Coincidimos amigo Omar, yo también tengo pocas esperanzas, voy a precisar: no tengo ninguna esperanza.
      Salud

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  3. Me gustaría poder esgrimir sueños o argumentar en contra de ese pesimismo que vaticináis de cara al futuro, pero no se me ocurre nada. A lo mejor, sin embargo, la incertidumbre se traduce en sorpresa...

    Salud y ánimo

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    1. Amigo Luis Antonio, yo tsmbién he buscado argumentos que dieran un poco de esperanza, pero no he sabido hallalos. Ojalá nos encontráramos con alguna sorpresa. Tengo dudas, sobretodo en el terreno de la creación artística y ya sabemos que el arte siempre expresa lo que acontece en la vida del hombre y en la sociedad.
      Un abrazo

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    1. Miquel, el amigo Cayetano tiene una gran percepción, sus opiniomes son inteligentes. Como le he dicho a él: albergo pocas esperanzas.
      Salud

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  5. Qué razón tienes, pero la melancolía y la tristeza tienen un cobijo sanador: la amistad, los proyectos comunes y el sentido del humor.
    El panorama es desolador, de acuerdo, pero aquí estamos para combatir el desánimo y hacer más llevadero este sinsentido.

    Un abrazo

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    1. Querida Amaltea, la melancolía ha dado resultados artísticos positivos, pienso en alguna lágrima derramada por un poeta romántico extrajero y ha estimulado la ironía, incluso el humor. Confío mucho en la reflexión melancólica, Lorenzo el Magnífico es un claro ejemplo de melancolía creativa. Combatiremos el desánimo, naturalmente, la cordura como motor de la creación artística nos puede acompañar.
      Un abrazo

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  6. Creo que estamos en una etapa en que la melancolía se va a desconocer en un sentido social amplio. Ni siquiera el star system deja tiempo a los súbditos del mercado para melancolizarse. Quedará reservada a algunos pocos, porque la melancolía va unida al ejercicio del pensamiento, a la reflexión sobre el pasado, aunque no siempre estos ejercicios sean respaldados por el razonamiento y la búsqueda ordenada del conocimiento. La época inaugurada ya hace tiempo tiene que ver más con factores como consumo-ocio-abstracción-inhibición del pensamiento-tratamiento psico-dejación del Yo individual y es por ahí por donde se reconduce los ensimismamientos tradicionales. Dudo de que la gente se sienta atraída por factores nuevos que ilusionen y que otorguen creatividad y disfrute profundo, y a los viejos elementos muy pocos los rescatan (la lectura, el paseo observador, el diálogo sosegado, por ejemplo) En fin, ya sé que parece que reduzco demasiado el problema, pero no es porque me encuentre próximo a melancolía alguna, sino por descreimiento y un grado de no fiabilidad considerable sobre lo que me quieren vender y sobre los mismos consumidores de la existencia del dejarse llevar.

    Muchos se disolverán en la propia mediocridad y desinterés cotidianos sobre las cosas que merecen la pena. Así que alabo tu mantra constante de recomendar aproximación a la belleza, a lo que yo añadiría: seguir tras la búsqueda del asombro, de la motivación por cuanto no conocemos y merece la pena ser prospectado.

    Salve.

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    1. Amigo Fackel, coincido contigo, yo también creo que hemos entrado en un periodo melancólico. Las lucecitas de neón, la política como espectáculo, la frivolidad de las nuevas propuestas artísticas o la gran red global disponen elementos muy potentes para que esta melancolía no se convierta en reflexión inteligente. A los mercados no les interesa la inteligencia ni los ciudadanos reflexivos, habrá, pues, que entrar a contrapelo. En todo esto veo que será necesario un esfuerzo ingente y sobretodo una buena educación, algo que ahora escasea.
      Continúo pensando que hoy es más revolucionario seguir leyendo Baudelaire o Dante que escuchar las proclamas de los que parlotean en los medios haciendo propuestas insustanciales. Creo que es más positivo contemplar la Victoria de Samotracia o La pietà que dar botes de alegría porque un equipo de fútbol ha tenido tal o cual trofeo.
      Un abrazo.
      Francesc Cornadó

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  7. Cierto que es una época que si no tienes las ideas muy bien forjadas y toda tu alegría o subidas de ánimo es solo cuando el vil metal funciona :entonces mala cosa.Hace falta pero todo tiene su punto, la mesura y sobre todo como bien dices rodearse de buenas influencias:música, lectura,saborear con tiempo un plato echo con sencillez y sobre todo la compañía de personas reflexivas y con sentido del humor, que la ironía es muy necesaria para saber saltar obstáculos.El color y el estatus ,eso no vale para nada...

    -Mis alumnos que ya tienen una edad con el pie en el estribo; (1º-2º Bachillerato), si que he notado mucho desencanto cuando tenemos tutorias y echamos un poco los balones fuera junto con la jefa de estudios, para intercambiar ideas o simplemente para que manifiesten sus desencantos: están melancólicos y sobre todo desinflados y las quejas de la inmensa mayoría son:para qué sirve el esfuerzo si no da dinero; para qué tanto estudiar sino hay trabajos bien remunerados.Y se suma este Gobierno panderetero : según las encuestas se repetirán elecciones.-Y si vuelven a quedar igual , esto que quiere decir que otra vez volver al punto de partida...

    Esa melancolía en estado puro puede que sea una depresión que si no se tiene conciencia puede llevarte a hundirte en tu pena.Pero la creativa yo creo que esa es la de quien la siente, por eso siempre se ha considerado a las personas sensibles unos fracasado o unos solitarios patológicos:(en estos momentos que hay tanta agresividad y que todo va en la misma dirección en vulgaridad): se esta mejor solo.

    Un abrazo Francesc

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    1. Querida Bertha, yo creo que no hay que distraerse demasiado ni perder el tiempo con tanto espectáculo de los medios, con tanta frivolidad cultural y con tanto utilitarismo. Con tres o cuatro ideas, con dos o tres libros buenos, con el conocimiento de los clásicos y muy pocas cositas más, ya vamos muy bien servidos, y quiero subrayar el calificativo "bien".
      Tengo muy pocas esperanzas, pero no creas que esta falta de esperanza me preocupe demasiado, mi buen humor anda arreglado y como además, sé que todo lo que tengo me lo van a quitar y que todo lo que he levantado se caerá tarde o temprano, ya no me altero. Tampoco tengo ganas de salvar nada y si todo este castillo que se ha construido y toda la sociedad se viene abajo me importa tanto como que la humanidad desaparezca, o sea nada.
      Sólo aspiro a tener la espiritualidad de un pedrusco.
      En cuanto a la educación de los jóvenes te diré que aún tengo menos esperanzas, no conozco demasiado el mundo del bachillerato pero veo cómo llegan los jóvenes a la universidad y te puedo decir que es para echarse a llorar, literalmente no saben nada y se creen que lo saben todo. La falta de sentido común y la incultura es una constante que alguna vez se ve alterada por algún individuo que es consciente de la miseria de la educación y que gracias a su juventud y con su inteligencia anima a algunos profesores.
      Con todo esto, también te digo que la melancolía no es un estado patológico ni depresivo y que que si algún psicólogo lo considera así más le valdría que se dedicara a escribir un libro infame de autoayuda para venderlo en las escuelas de negocios.
      ¡No sabes cuánto agradezco tus comentarios!
      Un fuerte abrazo.

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  8. -Parece que nos ven mucho mejor desde fuera, según el escritor Robert Goodwin, que ha presentado su primera obra traducida al español en Madrid:"España Centro del Mundo,su cosmovisión en cuanto a las posesiones en el Siglo de Oro en Europa y através de los océanos...Según este caballero España no tiene una crisis política sino psicológica.

    Con razón nos ningunean o nos vapulean es que desde El Siglo de Oro no hemos hecho una a derechas...

    Un abrazo.

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    1. Querida Bertha, yo creo que el Siglo de Oro fue de oro, por el dorado metal que llegaba de América, aquí los magníficos artistas y escritores produjeron una obra mística y sometida a la gravedad del dogma.
      La política es un reflejo del estado en que se encuentra la sociedad y, si existe una crisis psicológica, como dice este autor, es lógico que esto se refleje en la política. Yo creo que la política está desquiciada.
      La crisis psicológica viene provocada por una pérdida de ilustración, una falta de valores y una educación mezquina y esto ya viene de años, de siglos; cómo tu dices, "desde El Siglo de Oro no hemos hecho una a derechas...", coincido contigo y con toda rotundidad afirmo que la culpa de todo esto es de la mala educación que durante siglos ha estado en manos de curas y monjas. La enseñanza religiosa se oponía al avance, negaban la evolución, eran intolerantes con todo lo que no fuera moral católica e imponían el pensamiento único.
      Un abrazo

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