miércoles, 10 de febrero de 2016

El frío y la razón

Acontece, especialmente en invierno, que uno entra en un estado de ensimismamiento tal, que llega a perder la noción del tedio. El pensamiento se hace abstracto como una ecuación y los sentidos adquieren la consistencia de un cartón, o mejor aún, la consistencia de una piedra pómez.

Así, con el frío, parece que el pensamiento fluye con más facilidad que con los calores del estío, diríamos que la razón encuentra menos impedimentos; los suspiros son intelectuales y generosos, lejos de toda bestialidad, no esperan nada.

En este estado, podemos relativizar hasta los arrebatamientos más sutiles, aquellos que pasan haciendo mucho ruido o a la inversa, como el hálito de un ángel. Vientos o brisas que producen en el cerebro un barrido de pelusas. Queda la mente limpia de polvo y paja; entonces, por la influencia de un rayo de luz fría, nos entra la necesidad de saber quien somos o simplemente encontrar el límite de la duermevela y reaccionamos pinchándonos con un alfiler. Un puro y simple estímulo intelectual, ya sea un canto de Dante o el Stabat Mater de Pergolesi.

12 comentarios:

  1. http://abrantextos.blogspot.com.es/2012/03/fray-luis-de-leon-al-licenciado-juan-de.html
    "Recoge ya en el seno
    el campo su hermosura"...
    "El tiempo nos convida
    a los estudios nobles"...
    "que yo, de un torbellino
    traidor acometido y derrocado"...

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    1. Bellisimos versos de Fray Luis de León. Te agradezco mucho que nos los hayas recordado.
      Un abrazo

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  2. El frío conserva todo, también nuestra capacidad de raciocinio, mientras que el calor adormece hasta las piedras. Lo que viene a demostrar que el demonio no existe, porque tanto calor como hace en el averno impediría la creatividad de Satán para hacernos morder el anzuelo del pecado. En el supuesto de que el pecado exista.
    Un saludo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, ya hemos visto que esto del "caloret" es cosa mala. Para algunos un infierno.
      Salud

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  3. jjejejeje..eso de la consistencia de la piedra pomez me ha hecho gracia...

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    1. Amic Miquel, la piedra pómez es la petrificación de unos calores pasados.
      Los cementos puzolánicos de los que ayer te hablé creo que se obtienen de la piedra pómez.
      Salud

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  4. el frío o el calor, si exteriores no son gran cosa, el frío interior induce al impasse, el calor interior a la furia
    pero claro, hablamos de norte y sur, diferentes hasta en la sensación climática
    un abrazo

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    1. Amigo Omar, supongo que en tierras australes la percepción debe ser algo distinta, no lo sé. A mi me ocurre que el calor del verano me produce ñoña.
      Salud

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  5. Los meses de frío representan para muchos tiempos de estrés y de tristeza. De hecho, algunas personas son diagnosticadas con el denominado Trastorno Afectivo Estacional...

    Afortunadamente, el invierno en Barcelona ciudad es muy benigno. Solo la humedad lo perturba un poco... Para frío, el de mi tierra natal...A decir verdad, nunca me ha importado el frío. pero ahora que me voy haciendo mayor lo miro con otros ojos...

    Voy a buscar Stabat Mater de Pergolesi. Seguro que suena divino.

    Un abrazo

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    1. Amigo Luis Antonio, en tu tierra el frío es terrible. Aquí la cosa es distinta, los días soleados de invierno son una delicia, tan agradables como los días fresquitos del verano, en todo caso te diré que el calor, por lo menos en mi caso, me deja aplatanado.
      Amigo Luis Antonio, ya los primeros compases del Stabat Mater de Pergolesi te pareceran una delícia. Ya me dirás si te ha gustado.
      Salud

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  6. Ensimismamiento, bien dices, que no hibernación. El cerebro, en sus posibilidades y capacidades fantásticas, siempre elaborando el disfrute del conocimiento, la búsqueda de la armonía, el don de una cierta clase de relajación. El frío de nuestro tiempo y de nuestra sociedad actual es casi un eufemismo. Mientras se caliente un hábitat y haya un abrigo y unos buenos calcetines para la calle no se puede hablar de frío frío. Siempre pienso mucho en este tiempo y por esta meseta en lo que tuvo que ser la vida en siglos pasados, entre los vacceos, en los aledaños de los castillos o en las chabolas de la eufemística revolución industrial. Ah, que uno ha estudiado de pequeño al calor de la cocina bilbaina o de una estufa de carbón que siempre resultaba poco.

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    1. Amigo Fackel, así es, me refiero al ensimismamiento creativo, cuando no nos invade el sopor que adormece ni nos invade el "caloret" alienante.
      Naturalmente los fríos exagerados, como cualquier otra exageranción, pueden ser contraproducentes.
      Un abrazo

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