viernes, 7 de agosto de 2015

El istmo inmediato


Romà Vallés (1923-2015)


Una cadena montañosa se extiende desde la inteligencia hasta el horizonte del deseo.

Por las laderas que miran a levante crece una vegetación frondosa y entre matorrales discurren los caminos por donde anduvo Tiresias, hijo de la ninfa, que fue castigado con la ceguera y compensado con el don de la adivinación. Él, sin embargo, no pudo adivinar cuán veloz sería la caballería de la barbarie.

En la inmediatez del istmo, junto al acantilado, una epopeya de pensamiento pretende embarcarse en la nave con rumbo a las costas de la justicia. Ni los remos de la conciencia ni las velas de la palabra podrán impeler el pesado cargamento.

El hombre que vive en el istmo no supo detener los caballos desbocados de la barbarie y con los remos caídos y las velas inservibles no tuvo otra opción que embarcarse, río arriba, en la nave de los locos.

E la nave va!

6 comentarios:

  1. Precioso homenaje el tuyo, Francesc. Exquisito. Exequia total.

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    1. Amigo Fackel, empecé con el istmo grotesco, pensaba en el arte y la reflexión se me escapó por un territorio peligroso. Queriendo yo conducirla por las laderas que miran a levante, siempre, a un lado o al otro del istmo, se oían unos caballos. Más de uno, con el ruido de este cabalgar, cree escuchar los versos de una epopeya nacional. No amigo, no, ahí hay un peligro racional. E la nave va!.
      Saludos

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  2. La nave de los locos...
    Creo que hoy por hoy todos estamos metidos en ella y vamos hacia un acantilado.
    ¿ qué es peor?
    Chocar contra ellos o quedarse dentro..

    Un abrazo

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    1. Amigo Miquel, para contenernos a todos, la nave de los locos debe tener unas dimensiones descomunales, el arca de Noé se queda corta.
      Salud

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