Caja de resonancias
(1965)
Joan Hernández Pijuan
El artista romántico emprende
un camino de huía hacia su interior, va desde el paisaje exterior a los
territorios recónditos que se encuentran en el fondo de su espíritu. Algunos de
ellos, identificándose con una mística extemporánea, pretenden trasladarse
hasta “lo más profundo de la misericordia de su corazón”, ese lugar oculto del
que nos hablaba Santa Margarita de Cortona.
El viaje del espíritu
romántico en una fuga sin fin. Lo es porque el artista romántico no conoce los
límites de su interior. En el camino se encuentra zarzales y atajos que no
llevan a ninguna parte. Suele orientarse con la brújula maligna de la pasión y
sigue la directriz de una espiral. El trayecto se hace interminable.
Me gusta la última parte...lo de la brújula y tu elaboración.
ResponderEliminarSalut
Gracias Miquel, celebro que te guste. En la estricta dependencia de la materia, ahí se encuentra el límite de nuestro deseo, otros anhelos, no son más que espejismos y sueños de la razón, y ya sabemos que esto produce monstruos.
EliminarSalut
Si hay algo que caracteriza a un romántico es eso: huir siempre de todo, hasta de uno mismo. Algunos hasta huyen de su propio cuerpo. El camino que nos muestra en su empresa, aunque tortuoso, a veces es fascinante.
ResponderEliminarUn saludo.
El individuo romántico suele comportarse con vehemencia. Con un impuso irracional guiado por sus emociones antepone lo irracional al discernimiento. Grita, se apasiona, ríe mucho y llora mucho y todo lo hace "muy mucho", dando más importancia al instinto que a la prudencia y acaba situando el sentimiento por encima de la inteligencia.
EliminarA diferencia del hombre clásico, el individuo romántico habita en un paraíso ideal, en un mundo que sólo existe en su mente.
Salud