sábado, 11 de octubre de 2014

Las dos edades de Botticelli

 
 La primavera
Sandro Botticelli, 1477-1478

 La calumnia de Apeles
(La calunnia)
Sandro Botticelli, 1495


Entre La Primavera y La Calumnia pasaron unos años y en este periodo se escucharon los sermones del excomulgador y predicador dominico Girolamo Savonarola. 

Los salvadores y los apañamundos siempre se entrometen, y aquel Botticelli que nos mostraba a Venus, la diosa del amor, la belleza y la fertilidad, después de pasada la estación de las flores, es obligado a mostrarnos al rey Midas con orejas de burro, actuando como el Juez malo, entronizado entre la Sospecha y la Ignorancia, que le están susurrando malos consejos. Nos hace ver el Rencor conduciendo a la Calumnia cuyos cabellos son peinados por la Envidia y el Fraude. Y luego nos muestra la Penitencia con andrajos como si esta fuera la solución para todos los males. 

Después de aquella primavera el humo de il bruciamento delle vanità oscureció el cielo de Florencia.

8 comentarios:

  1. "...Los salvadores y los apañamundos siempre se entrometen..."
    ¿ Qué decir, si ya está todo dicho.?
    Salut

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    1. Amic Miquel, protectores apocalípticos, redentores engreidos, apañamundos iluminados, savapatrias enajenados, etc. siempre andan por ahí metiéndose en todo, tratando de imponer su moral, diciendo lo que tenemos que hacer, obligándonos casi siempre por la fuerza, a bastonazos o con la espada, nos dicen que pensemos como ellos y este discurso suelen acompañarlo con propuestas de austeridad, diciendo que nos desprendamos de todo para dárselo a ellos.
      Salud.

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  2. ¡Qué actual! Ya se ve que la hoguera de las vanidades viene de muy lejos...me temo que sin solución. Las vanidades nos muestran cada día sus efectos: cómo tocan a cualquier sector social, de poder económico, político, al alma de cada individuo (es que esté libre de pecado...) y lo llenan de mierda. Nunca aparece el castigo más que como propuesta teórica que nadie cree y menos se aplica porque ¿pueden aplicar los mismos que desarrollan las vanidades, los enriquecimientos, el mercado desaforado y las hegemonías en el planeta? Todo se queda en componendas, en pactos secretos. Tomamos como ejemplo lo de las tarjetas de Cajamadrid y vemos que es ¡una práctica ordinaria! en instancias de poder y dirección ¡en esa y otras empresas! de las que no se sabrá. Los signos de admiración entiéndaseme más que como signo de escándalo más bien de cabreo y repugnancia. Lo malo es que las vanidades, o mejor dicho, los enriquecimientos generalizados de minorías a cargo de las sociedades y sus recursos (metamos ahí a todas y las más poderosas minorías que lo controlan todo, y no solo a los advenedizos oportunistas) todo eso nunca se revisa por el lado corrector, sino que más bien se reconduce hacia las fuerzas del mal. Porque saben que la indignación puede generar rebelión y a la rebelión se la sofoca con más engaño, más manipulación, más invocación a los falsos mitos y, en definitiva, hacia nuevos desastres. Creo que se me entiende, y diculpa mi pesimismo latente.

    Me quedo con la belleza de Boticelli, llevada a su crítica feroz de 1495.

    Un abrazo.

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    1. Sí, amigo Fackel, la vanidad que no cesa, la avaricia de unos ladrones que roban al amparo de la ley y que saben que sus tropelías no conoceran castigo, y que lo robado continuará en sus bolsillos.
      Aquellos saqueadores de entonces se ven superados por esta pandilla de chorizos que, tarjeta en ristre, roban y roban, superados por honorables que quisieron dar lecciones de moral mientras se llevaban los dineros a los paraísos fiscales, superados por los chanchulleros que cobran comisiones millonarias por obras que no sirven para nada, superados por políticos corruptos que dejan el poder y se sientan en las mesas de los consejos de administración, superados por responsables políticos cuyos familiares se enriquecen a la sombra del politiquillo, superados por políticos que firman contratos públicos favoreciendo a las grandes multinacionales. Comparto tu pesimismo, ya sabes que no espero nada, en todo caso una prolongada caída cada vez más abajo.
      Salud

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  3. Cuando la religión se adueña de la vida civil ocurren estas cosas. Libertad y religión se suelen llevar mal.
    Un saludo.

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    1. Amigo Cayetano, la religión, el fanatismo, la intolerancia, el integrismo son opuestos a la libertad y esto se refleja en el arte. Pues sin libertad el artista escribe con renglones torcidos, o desentona, o le salen garabatos, o los edificios sólo los construye para satisfacer las vanidades. No puede crear bajo la mano de hierro de la imposición y el arte se resiente.
      Salud

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  4. Han superado a Nerón, en cuanto a destrucción se refiere. Si el emperador quemó Roma, estos mediocres de avaricia ilimitada están arrasando el mundo. Pero, a diferencia del Midas de antaño que convertía cuanto tocaba en oro, el actual lo transforma en mierda.
    Salud, amigo Francesc.

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    1. Amigo Loam, aquellos incendios no son nada comparados con la quema actual, ahora ya no son libros lo que se echa a la hoguera, ahora la vanidad y la corrupción de los mandamases forman piras con la decencia, con las voluntades y con los valores sociales que tanto esfuerzo costaron.
      Salud

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