jueves, 12 de junio de 2014

Urbanismo amoral



Yarn Bombing. Juliana Santacruz


En si mismo el urbanismo no es ni bueno ni malo. La bondad o maldad del proyecto urbanístico depende de los intereses que se esconden tras los trazados y las zonificaciones.

Las técnicas del urbanismos ha de servir para planificar la ciudad según criterios de confort, pero, como otras disciplinas, todo puede pervertirse y ahora vemos que el urbanismo, además de servir, con demasiada frecuencia, a unos intereses económicos especulativos, se convierte en un espectáculo de candilejas y en un medio de propaganda política al servicio del poder más chusco.

Es malo no es que tengamos que pagar la perversión del espectáculo, pero lo peor es que, después del dispendio, nos vemos obligados a soportar el urbanismo y las malditas arquitecturas de autor que proliferan por nuestras ciudades. Son hitos retóricos y señas de modernidad que las instituciones nos imponen.

El poder político o las grandes corporaciones se empeñan en manifestar su dominio y entonces, dejan su impronta en forma de urbanismo insostenible y de arquitectura maja. Para ello encargan a un arquitecto de campanillas el proyecto de un edificio y la planificación de la ciudad y así podemos ver barrios “fantasma” que son el caldo de cultivo de los desahucios.

La moralidad del urbanismo no reside en la técnica en sí, la inmoralidad está en la acción del especulador. No es correcto hablar del urbanismo como si éste fuera, en sí mismo, de naturaleza demoníaca. Los demonios son los especuladores con carnet.

Vemos grandes urbanizaciones residenciales ejemplo de modernidad arquitectónica y que luego quedan vacías, degradándose al cabo de poco tiempo de ser construidas. La mayor eficacia de estos tristes ejemplos de arquitectura y urbanismo es haber servido de objetivo fotográfico el día de su inauguración.

Como resultado de tanta expresión de poder político o económico, nuestras ciudades se llenan de objetos calles, plazas y edificios caros, insostenibles, ridículos y ostentosos que pagamos entre todos, ya sea en forma de impuestos o con las cuotas que nos cobran las compañías suministradoras de agua, de energía o de telefonía.

En los proyectos y en las fachadas de estas arquitecturas insostenibles se reconocen políticos y administradores de multinacionales también insostenibles.

Simétricamente a la expresión del poder de los políticos o los jefazos que promueven las obras, corre la vanidad del arquitecto que proyecta unos edificios estrambóticos, originales, raros y, sobre todo, que quedan bonitos en la foto.

8 comentarios:

  1. En nuestra Barcelona de diseño tenemos unos cuantos.
    Encuentro que no has nombrado ninguno, y me gustaría nos dijeras, según tu escrito, que edificio de diseño te parece una mera especulación.
    Yo, a mi parecer, creo que el del Forum con piscina en el tejado es la majadería más grande en primer término...le siguen otros de los que ya comentaremos.
    Salut

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    1. Amigo Miquel, en Barcelona hay verdaderos ejemplos de arquitectura que sólo ha servido a los intereses económicos y especulativos de la peor calaña como la hay en muchas otras ciudades, en Barcelona podemos encontrar verdaderas memeces arquitectónicas al lado de un urbanismo modélico. Hay un blog que habla de todo lo que hay en Barcelona que a menudo nos detalla muchos de estos aspectos. Felicito al autor prespicaz de ese blog, él podría hacer una lista de barbaridades y de aciertos seguro que daría en el clavo.
      Salud

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  2. la vanidad, vanitas vanitatis, es (des)virtud que de siempre ha aureolado a las facciones altas...
    en estas facciones anda de semidiós, como no cabría esperar distinto, el subgénero 'amorales', practiquen éstos urbanismos o piragüismos. Cataclismos o senderismos...
    ... lacras más, los ISMOS, que no tienen pinta de extinguirse.
    Basta darse una vueltecita por cualquier punto del suelo patrio, éste, el de más acá de los Pirineos hasta donde la vista alcanza: mi pueblo que no es mío y nunca lo será.

    un abrazo

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    1. Querida PMPilar. La vanidad ha provocado unos disparates arquitectónicos tremendos. Los autores de estas memeces creen planear por encima de los demás mortales y mientras tanto su obra envejece y cae en la decrepitud e indigencia moral.
      Salud

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  3. Con permiso. estoy totalmente de acuerdo con usted. La arquitectura oficial es un reflejo de la realidad social, los politicos van por un lado y la gente por otro. Tan solo hay que ver determinadas plazas que antes tenian árboles para la gente se sentase en bancos a la sombra y las planicies de Hormigon de "diseño" que hacen los espacios públicos inhabitables.

    Un saludo.

    Temujin

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    1. Amigo Temujin. tanto el urbanismo como la arquitectura deben estar al servicio del ciudadano, cuando esto no ocurre nos encontramos con una construcción zafia y sin sentido. El hormigón no es malo en sí mismo, tampoco lo son las plazas duras cuando están al servicio del hombre, hay plazas duras como la de San Marco en Venecia o la Piazza del Campo de Siena o cualquier plaza medieval española que son duras como una piedra berroqueña y sin embargo nos produce una gran satisfacción cuando paseamos por ella, son plazas que amamos. La vegetación es importantísima y creo que es muy útil disponer espacios ajardinados en las ciudades, proyectar parques urbanos ámplios, en esto coincido con lo que proponía Ildefonso Cerdà cuando afirmaba que "hay que ruralizar las ciudades y urbanizar los campos" Se trata de encontrar el equilibrio eficaz, pero todo pasa por el servicio al ciudadano.
      Agradezco mucho su visita. Conocía sus comentarios por el blog amigo de Tot Barcelona.
      Un saludo

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  4. Francesc, pues no está nada mal dar cuenta de las fechorías urbanísticas y otras majaderías que pueblan las ciudades, Barcelona en este caso, a las que se las califica de proyecto vanguardista y rompedor, y con tales calificativos, pasa el bodrio como obra de excelencia y genialidad.
    Un abrazo

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    1. Querida Amaltea, poco criterio y mucha crítica inculta que se deslumbra con las lucecitas y las candilejas del espectáculo.
      Salud

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