domingo, 10 de noviembre de 2013

El canto del eunuco

 
Templo de Trajano en Pérgamo
  
El otoño de mis días añora las primaveras olorosas. Los atardeceres son tristes. Lejos quedan los amores de Lisímaco y el premio a mi fidelidad.

¡Ay! Querida Pérgamo.  Mi querida Pérgamo...

El dolor de mi castración infantil se pierde en la noche oscura. Nunca he querido retener dolores ni quimeras.

Me esforcé por transmitir a los ciudadanos libres la razón del placer y de la belleza.

Lo que fue gozo de los sentidos se convirtió en una satisfacción plena y racional al ver la prosperidad de mi pueblo y hoy contemplo, en medio de los recuerdos placenteros, las antorchas del bienestar.

Siento, todavía, los antiguos cantos a boca cerrada y los coros de niños entonando monodias persas.

El comercio con Oriente nos trajo riquezas y conocimientos. Estimamos a nuestros visitantes, los recibíamos con sonidos de cítaras, salterios y arpas. Los eunucos entonaban las viejas canciones de Nínive y los mercaderes eran acogidos por doncellas y efebos con bálsamos de rosas de Alejandría y ungían sus cuerpos con cremas de miel y de polen.

Con el arte, la razón y con sillares de basalto, que nos hicimos traer del Cáucaso, edificamos la magnífica biblioteca. Pedimos a nuestros artistas que levantaran la mejor arquitectura posible para almacenar en ella los antiguos papiros egipcios y las losetas mesopotámicas y nuestros sabios transcribieron al pergamino toda esta sabiduría.

Ahora que los médicos me piden que deje las responsabilidades de gobierno me adentro en los recuerdos de la sensualidad perdida. Respiro la memoria de aquellos olores de agua de melisa, de sales de lavanda ambarina y de lavanda imperial, de vinagres aromáticos y fragancias de mirabolano.

Recuerdo las fiestas de palacio, justamente aquí, en el atrio de poniente, que entre granados, olores de nardo y de heliotropo, bailaban las jóvenes de Mísia. Los esclavos etíopes se encargaban de perfumar los salones y el paraninfo con óleos de lavanda e inciensos creativos.

Nunca levantamos la espada contra los vecinos. Nunca envidiamos a Antioquia ni Rodas. Fundamentamos la prosperidad de Pérgamo en el conocimiento, en la ciencia de la medicina, en el comercio y en la fabricación del pergamino. Esta industria la iniciamos cuando los lágidos se negaron a la exportación del papiro, tal vez alguien nos pueda reprochar que quisiéramos hacer de aquello un negocio oportunista, pero hay que decir que con estos pergaminos hicimos libros que pusimos a disposición de los sabios griegos.

Aún se me conmueve el corazón cuando veo, depositado en la magna hornacina de la biblioteca, el Zend-Avesta y todavía recuerdo los consejos de los sabios que me animaron a emprender la transcripción al pergamino del pensamiento de Zoroastro; utilizamos ciento veinte mil pieles secas de vaca para redactar los veinte libros de cien mil versos cada uno que componen esta maravilla.

Estos recuerdos son la fuerza que me sustenta. Ahora no me hacen ningún efecto los elixires dulces de quina y de rosas que me prescriben los físicos, tampoco la hidromiel y el vino de las montañas de la Magna Grecia me producen los antiguos placeres de juventud.

Mi cuerpo anciano no goza de otro placer que no sean las remembranzas, ahora todo está en mi mente. Creo haber servido de puente entre los placeres sensuales de los persas y seléucidas y el placer mesurado de los helenos.

En mi senectud los silencios de la luna me despiertan el sueño. La noche llega por la celosía de listones de cedro con un aire fresco que me besa el rostro y siento una sensación primitiva en la piel que ya no añora la complejidad de bálsamos ni tónicos. Hoy no necesito ni las leches vírgenes de higuera salvaje ni los polvos perfumados de arroz, aquellos que acariciaban mi cuerpo joven cuando se disponía a dormir. Tampoco los baños de espumas de manzanilla, de hamamelis y de menta, ni sales de granada o talcos mentolados.

Estos recuerdos táctiles contrastan hoy, con mi piel áspera de eunuco que deberá dejar Pérgamo. Este Filétero que ha sido sólo un puente de paz y que ha querido llevar la poesía a los hombres libres es hoy mi cuerpo viejo.

Y ahora te dejo estimada Pérgamo en manos de mi hermano. Eumenes sabrá mantener el amor a la belleza y con cuidado guiará al pueblo hacia la felicidad.

nota del autor:

Filétero fue un eunuco de la corte de Alejandro Magno, a él le fue concedido el gobierno de la ciudad de Pérgamo que administró con sabiduría. El texto es una reflexión ficticia del eunuco ante la muerte que ya creía cercana.

La muerte de
Filétero no fue plácida. Le inquietaba un peligro lejano. Pérgamo era una ciudad rica, las caravanas habían dejado los beneficios del comercio y, sobre todo, los ricos mercaderes confiaban en la seguridad de Pérgamo dada la protección que le daba su orografía. La riqueza que disfrutaba Pérgamo hacía que sus ciudadanos vivieran en una comodidad que los adormecía en blandenguerías estériles. Era difícil que los jóvenes aceptaran responsabilidades pues todo les había resultado muy fácil de obtener, habían perdido el sentido del valor de los bienes e, incapaces de cualquier esfuerzo, eludían el trabajo y la producción y todos aspiraban a vivir en un lujo improductivo
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10 comentarios:

  1. Personas sabias y de buena voluntad, eso es lo que necesitamos con urgencia. Yo te cuento entre ellas, mi estimado Francesc. Hay otoños que anuncian espléndidas primaveras, y primaveras que presagian incendios.
    Salud!

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    1. Amigo Loam, coincido contigo en que necesitamos personas sabias y de buena voluntad: voluntad de servicio, voluntad de hacer las coas bien hechas, voluntad de entendimiento, etc. Ojalá cada uno de nosotros se acercara un poquito a ello. Tus palabras son muy generosas amigo Loam, en mi has de ver a un escéptico irredente, a uno que cree muy poco en que el paso de las estaciones nos traiga primaveras espléndidas, en todo caso unos días de abril en que los árboles frutales están un poco más cargados y se nos presentan después de un invierno de penurias estacionales.
      Salud

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  2. Pienso que la historia repite a la historia, y que la parte final de la "Nota del autor", es una reflexión que cada día se están haciendo muchos padres en relación a sus hijos.
    Curioso si, tres mil años y todos seguimos un mismo sino.
    Salut

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    1. Amic Miquel, la historia se repite, ahora también preferimos unos perfumes más que otros, como en tiempo del buen Filéteros. Ahora, como en otros tiempos de la historia, las actitudes de nuestros hijos nos plantean demasiadas preguntas.
      Salud

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  3. Estremece leer estas palabras, por lo próximas y familiares para nosotros en este primer tercio del siglo XXI. Quizás nuestro destino, como civilización, acabar con las piedras y símbolos que nos representan en un mueso de del futuro, pongamos en un planeta de otra estrella, Gliese, por ejemplo. Allí los visitantes dirán: fijaos en aquellos tontos terrícolas, cómo acabaron sus días, sumidos en la estupidez, idolatrando el espejismo de sentirse libres en su esclavitud.

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    1. Querida Amaltea, ya se lamentaba Filéteros. Pérgamo es un espejismo petrificado, cuyos sillares se conservan bajo un tragaluz. Hoy podemos contemplar aquella civilización pero no parece que hayamos aprendido de su tolerancia.
      Salud

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  4. Suele ocurrir, me imagino que es un mal endémico de la humanidad y que la humanidad no escarmienta, que los de la segunda y la tercera generación, sobre todo los de ésta, no valoran los esfuerzos de los que antes lucharon por tener una situación más llevadera.
    El eunuco era un hombre con ideas. Vamos a capar a nuestros políticos a ver si se contagian de su saber hacer.
    Un saludo.

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    1. Cayetano, pero ¿qué dices? esta propuesta tuya es genial, ¡convirtamos a todos los políticos en eunucos!, a ver si de esta manera las ideas se les concentran en la cabeza y no bajo el hipocóndrio.
      salud

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  5. Es el efecto espejo de nuestra sociedad: esta juventud lo ha tenido más facil en cuanto a la materia y por eso no rujen ni enseñan las uñas cuando el peligro esta ya casi encima.Pero conforme se trabaja o se estimula tanto en acomular materia: lo que se debería inculcar desde una edad temprana es saber vivir con los mínimos y poder disfrutar al máximo de todo vamos ;practicar más la creatividad que es; la que nos deja ver más allá de los matos. Filétero era un hombre sensible y sobre todo amaba a su pueblo y respetaba a los pueblos vecino.Espero que su sobrino a quien él cedió su reino lo supiera hacer o por lo menos mantenerlo a buen recaudo.
    Me ha encantado!
    Feliz lunes Francesc





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    1. Querida Bertha, es probable que la inactividad de muchos jóvenes se deba a eso que tu dices, demasiadas horas de sofá, exceso de comodidades y una educación en un nido de rosas. Parece que exigirles sacrificio y concentración creativa está mal visto. Hay demasiados pedagogos que creen que exigir esfuerzo en las aulas es algo pernicioso. Tengo poca esperanza.
      Yo también coincido en eso que dices en relación a la creatividad, y creo que la educación debería fomentarla. Es imprescindible fomentar las materias y las asignaturas creativas: más dibujo que informática, más música y menos religión, más asignaturas teóricas y menos asignaturas accesorias; los programas de educación parecen un conjunto de manuales de utilización. Celebro que el texto te haya gustado.
      Salud

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