Abstracción. Philip Guston
En aquella isla, que creíamos que era un paraíso, sólo se
produce algo de vino y miel.
Unas cabras macilentas saltan entre el pedregal y recorren
un paisaje árido. Sólo hay un riachuelo y un templo dedicado a una diosa.
Unos pobres mieleros y recolectores de uva se acercan al
templo para pedir mejores cosechas a la diosa. Llueve poco en la isla.
Fenicios, dorios, espartanos, atenienses, romanos, eslavos,
bizantinos, árabes, normandos, venecianos, catalanes, piratas turcos, todos
creyeron que aquello era un paraíso.
Los hombres del rococó querían poner fin a sus preocupaciones
materiales y conseguir el placer para todos y pusieron rumbo a la isla, pero aquella
tierra rodeada de mar sólo fue una evocación mítica, no fue ningún paraíso, ni
siquiera la pudieron convertir en un lugar de libertinaje.
No se porqué...pero me gusta, el cuadro y el escrito.
ResponderEliminarsalut
Miquel, hay islas que sólo están en alguna mente fantasiosa.
EliminarSalud
Y benditos sean los paraísos perdidos, son los lugares que alientan nuestras vidas. No llegar jamás al destino es parte del paraíso.
ResponderEliminarLa abstracción es territorio y mapa que indica a cada cual cómo llegar hasta él.
Abrazos
Querida Amaltea, todo, lo tangible y lo abstracto, todo configura el mapa de la isla de nuestro pensamiento y si la cosa marcha bien, esta isla que tienes en el magín es el paraíso perdido.
EliminarSalud
Estoy de acuerdo: los únicos paraísos son los perdidos. De su evocación se nutren mitos, leyendas y ese delirante, desesperado e inútil esfuerzo por alcanzarlos denominado "progreso".
ResponderEliminarDiógenes mostró al respecto una insuperable y aún vigente lucidez.
Salud.
Sí, Loam, la lucidez de Diógenes continúa vigente, su candil debería iluminar a esta pandilla que nos ha tocado soportar.
EliminarSalud
Gracias, Francesc, por tu tan inusual como cálida bienvenida.
EliminarSalud.