El gato de Còssima Cornadó
foto desenfocada y borrosa
Lluvia y una temperatura demasiado baja. Esta primavera
parece resistirse al buen tiempo y en estos días grises el ánimo se refugia en
los tonos menores.
La fisiología y el estado del tiempo influyen en la
percepción y disponen el ánimo.
Apetece una suite más que una sinfonía y, si en una de esas
me meto, prefiero elegir un tiempo lento de Mahler que un allegro rimbombante de Berlioz.
¡Oh no, Berlioz no, por favor!
No me planteo ahora el dilema entre emoción racional y
emoción sentimental. No está el tiempo para ello.
Así pues, tras los cristales, viendo caer una lluvia poco
intensa, un viento que sopla poco, una temperatura exterior que no es muy fría
pero que molesta y una luz que no es muy clara huyo de las tonalidades mayores
y me dispongo a escuchar las suites para violonchelo de Bach. Sólo escucharé
las de tono menor.
Elijo la interpretación de Maurice Gendron, creo que acentúa
mejor los tonos menores que Jaap ter Linden y desde luego mejor que Yo Yo Ma.
Empiezo por la suite núm 2 y luego escucharé la número 5 de
rara afinación. Si queda tiempo, la lluvia amaina, el aire se hace más plácido
y me animo con algún tono mayor me decidiré por la suite número 4 en Mi bemol
que me gusta mucho especialmente sus dos bourées.
Mis ganas de escuchar y mi percepción siempre están
influenciadas por las condiciones ambientales.
Curioso, muy curioso, a mi me pasa algo similar, pero con otro estilo de múasica, el jazz. No siempre estoy proclive a escuchar grandes bandas, ni alegres dixilans; en los días tristones me apetece el piano tocado en tono poco forte y moderato.
ResponderEliminarDebe de ser que la fiera que llevo dentro ya está aplacada por el tiempo y ya no es menester poner melodías que se precien para calmar la fiera...eso debe de ser.
salut
Amic Miquel, el tiempo afecta: dolor de huesos, tensión arterial alterada, pérdida de apetito, alteración de la tersura de la piel, cambios en el estado de ánimo, etc.
EliminarNaturalmente la percepción también se ve alterada.
Salud
Esto de la música, los estados de ánimo, los días y los ciclos es tan peculiar. Ayer por la noche me colgué sin querer de Glenn Gould, sobre todo en su persecución de Bach.
ResponderEliminarFeliç primer de maig
Amigo Fackel, buena "colgadura", Glenn Gould es un fenómeno, el también se colgó en Bach. Salieron verdaderas obras de arte.
EliminarSalud
Volverá el sol y el buen tiempo, y nos encontraremos con todo florecido.
ResponderEliminarSí, amiga Casilda. Hoy las cosas ya son otra cosa, esta mañana junto a la playa muchas plantitas silvestres con sus flores formaban un manto muy hermoso de color lila y amarillo que al lado del mar era precioso. (La playa, la de Castelldefels, al lado de Barcelona)
EliminarSalud
Pues sí, Francesc, tú y yo somos meteorópatas.
ResponderEliminarSí Manuel, a veces la humedad se cala en los huesos, hasta el tuétano, y en estas condiciones no consigues ni prestar atención a los drapeados de Tiziano.
EliminarCon el buen tiempo, unas anchoas con pan con tomate y una suave brisa, muy muy suave, y a la sombra de una acacia, las cosas cambian y entonces puedes recrearte en los verdes de Lorenzo Lotto y las variaciones Rococo de Tchaikovsky.
Salud
El cambio de estación afecta al sueño, al apetito, hablan de la astenia, de una menor energía. La presencia del mar, del tibio sol y de un balcón en flor, ayuda mucho. No sabe nadie lo que he disfrutado hoy viendo las gazanias abrirse cual girasol, escuchando la Serenata de Shubert y el nocturno de Chopin.
ResponderEliminarUn abrazo Francesc
Sí, querida Loli, el tiempo nos afecta, pero recuerdo que cuando tenía 25 años esto no me pasaba, ahora que ya tengo 27 (ja, ja, ja,) parece que me afecta mucho más. Hoy el tiempo ha cambiado y estoy dispuesto a escuchar hasta la música de algún romántico.
EliminarSalud
A los 27 se duerme menos, se come más, hay algún fallo de memoria y más preocupaciones que a los 25.
EliminarEl clima anda revuelto, los días lluviosos y con falta de luz han sido sombríos, en tales circunstancias, mejor no escuchar nada que nos ponga taciturnos, podemos acabar llorando y ya tenemos bastante agua de momento.
Salud
Bé, llegint-te he pensat que no fa massa vaig sentir dir a un personatge que no vol escriure sobre la pluja, per ser una cosa tan òbvia i natural... Però jo crec que quan la pluja excel•leix la seva pròpia vulgaritat (aquella pluja que només cau uns minuts i desapareix sense deixar rastre), hom queda presoner dels seus sons de metall urbans, dels seus clapoteigs nocturns, dels seus afanys d'inundar els més obscurs racons... Carrers llargs, places relliscoses, voreres negades, paperets sorgits d'arreu que naveguen com barquetes desorientades, a mitja nit, per rierols incontrolables. Hi ha qui no vol sentir parlar de pluges de fang, ni de granotes, ni dels deserts que se'ns tornen aigua i ens calen els ossos amb arenes de colors.... Hi ha qui no vol, però n'hi ha que ens quedem enamorats de la torrencial pluja d'idees. Com sempre, Francesc, un plaer llegir-te.
ResponderEliminarM. Pilar Martínez
M. Pilar, ¡quin goig llegir el teu comentari! ¿Com pot dir un personatge que no vol escriure sobfre coses obvies i naturals? ¿És que es pot escriure sobre altres coses que no siguin obvies o naturals? ¿Què vol escriure sobre teologia o esoterisme?
EliminarÉs obvia la sensació de fred quan fa fred, tan obvia com la bellesa dels marbres grecs. És tan natural el plaer de menjar-se un plat de macarrons com de naturals són els capvespres foscos d'un dia de pluja. Així, doncs, sobre les sensacions a la pell, sobre la bellesa, sobre els plaers de menjar i sobre els capvespres es pot escriure i és bo de fer-ho, i així ho va fer Horaci, Homer, Dant i Leopardi.
Salut
todo se contagia...
ResponderEliminarSe contagia hasta el medio ambiente.
Eliminarpetonets