viernes, 8 de marzo de 2013

Gregorio Allegri

Tras los cristales de la ventana que da al patio interior escucho el Miserere mei, Deus del compositor romano Gregorio Allegri (1582-1652).

Esta obra, es una armonización del salmo que lleva el mismo nombre. Se trata de un monumento polifónico magnífico que antes sólo se podía escuchar en la Capilla Sixtina en Semana Santa y estaba prohibido, bajo pena de excomunión, interpretarla en cualquier otro lugar y prohibido también, hacer copias de la partitura.

Me imagino a los privilegiados cardenales sentados en sus escaños, satisfechos después del bocatto di cardenale, contemplando la obra de Miguel Ángel y escuchando el Miserere mei, Deus de Gregorio Allegri.

Bien pues, ahora, después de haber cerrado la puerta para no oír el ruido de la lavadora, soy yo quien escucha el Miserere mei, Deus. Eso sí, en una reproducción en CD. Ya lo sé que no es lo mismo, yo soy vulgar y no tengo los privilegios de un cardenal, ni mi virtud transciende como la de sus eminencias, pero escucho con placer la música que ellos prohibían y me satisface esta polifonía bellísima.

Es una obra escrita para dos coros, uno canta a cuatro voces una versión simple del tema original del salmo y el otro coro, a cinco voces, canta a lontano los comentarios. Es una composición extraordinaria del siglo XVII, muestra de la prima prattica.
Esta maravilla que ahora escucho ¡estuvo prohibida! Pero les salió muy mal la cosa. Alguna copia se les escapó y sobre todo, lo que no previeron los eclesiásticos fue la fechoría del joven Mozart, que a los 14 años, en 1770, tuvo la suerte de escucharla con atención en la propia Capilla Sixtina y después, el genial y “muy malvado niño”, al llegar a casa, la pasó a limpio enterita, transcribió la obra de memoria, escribió la partitura con todas sus voces, con todos los matices y con todos los abbellimenti. Y después se difundió.

Lo que nos ha llegado a nosotros parece que es un refrito de una copia que había obtenido Giovanni Battista Martini (1706-1784), la versión transcrita de la partitura de Mozart y el original guardado en el Vaticano, que por cierto no contiene los magníficos abbellimenti indispensables para su interpretación.

3 comentarios:

  1. Gracias Francesc por tu visita en mi blog.

    Un saludo

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  2. Ton (y son estar juntos es más de uno)

    Oh merci, mon Dieu
    pour mon corps, meurtri par le péché
    Pour vous tous les éloges.

    Andri Alba.

    Lo he hecho pensando en este post suyo, señor Francesc.

    Un abrazo y buen sábado.

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