domingo, 4 de marzo de 2012

Dos estatuas de Perseo

Perseo con la cabeza de Medusa (1797-1801)
Antonio Canova

El triunfo apacible y la relajación de la tensión han sucedido a la ira y nervio del combate. Ahora satisfacción petrificada.

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Perseo (1553)  Benvenuto Cellini

Después de la lucha descansa el espíritu del héroe victorioso. Perseo se distancia de la sangre de la cabeza de Medusa y de las serpientes que se retuercen. Belleza del cuerpo en reposo, sólo un fruncimiento del ceño expresa la emoción contenida del héroe.

8 comentarios:

  1. El culto al cuerpo ya viene de antiguo, como bien se puede apreciar en la belleza y perfección de estas estatuas, mucho más respetuosa con la mitología, y perfeccionista, en el caso de Cellini que en el neoclásico Canova.
    Un abrazo y buen domingo.

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    1. Amigo Carlos yo también prefiero Cellini.

      Otra cosa: no consigo poner comentarios en tu blog, en la casilla aparece una especie de link y cuando intento escribir me redirecciona a un sitio raro.

      Salud

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  2. ¿Héroe? Tengo mis dudas. Manténganse, señoras, a distancia prudencial del cruel Cazador. Abrazos.

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  3. Querida Salomé, hay muchas cabezas cortadas en la historia, quienes usaron el cuchillo fueron llamados a veces héroes, otras santos y otras, parece que con más propiedad, fueron llamados asesinos. Judith cortó la cabeza de Holofernes, Guzmán el Bueno ofreció su puñal a los sitiadores; a Salomé le llevaron una bandeja con la cabeza del bautista. En el caso de esta estatua que nos ocupa, Perseo levanta la cabeza de Medusa, esa diosa inclemente -como corresponde a cualquier dios- que tenía víboras por cabellos.
    Salud

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  4. Esa mujer traicionada, querido Francesc, como tantas otras, por una sociedad patriarcal: violada y abandonada por Poseidón. En el mejor de los casos, esa mujer hermosa y joven que tanto recelo infunde en el inseguro imaginario masculino. Si hubiese más comunicación y menos "cuchillos" entre los sexos, más afán de comprender al diverso (porque en algunos sentidos, lo queramos reconocer o no, lo somos), la mitología estaría poblada por menos héroes de una determinada especie, el inconsciente colectivo no habría dado forma a cierto género de arquetipos femeninos monstruosos y castradores (en el sentido amplio del término), existiría menos desconfianza entre los sexos... Claro que los mitos hubiesen resultado mucho más aburridos. Si escucho a la voz profesional de la escritora, en efecto me digo que hemos salido ganando. Si escucho a la señora de mediana edad... ya no lo tengo tan claro. Abrazos.
    PS. Por cierto, no es verdad que, como querían dar a entender los clásicos con la imagen de la cabellera ofídica, la furia femenina sea especialmente violenta. Yo, sin ir más lejos, tengo muy buen carácter y soy de gustos sencillos: jamás iría haciendo rodar cabezas.

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    1. Amiga Salomé, jamás se justifican los cuchillos, desgraciadamente la mitología y la historia está plagada de ellos, como está plagada de héroes masculinos y muchas diosas, semidiosas y mujeres reducidas a arquetipos negativos, esto es lo que nos ha llegado y sobre estas miserias se contruye nuestra sociedad. La historia, mi querida Salomé, es un mal negocio, un mal negocio real y sufrido, pero la mitología es un mal negocio imaginado. Agradezco tu comentario y admiro tu finura de análisis, coincido contigo y me esfuerzo en no dejar pasar ni una, a veces, sin embargo, uno se deja seducir por la belleza aunque sea de mármol o de bronce.
      Salud

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