El cuchillo y la daga son armas de traidor,
ocultos bajo túnica, dispuestos al ataque
rápido y eficaz contra el emperador.
Tu quoque filii mii? Fue así el último grito
del César que tendido en cenagal de sangre
manchaba el suelo con el rencor infinito.
Continuó la historia, a los pies del senado,
bajo auspicios de hierro, del perro desleal
que tarazó la mano del tutor estimado.
domingo, 10 de julio de 2011
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Mala muerte y por la espalda, con estilete o daga, así es la deslealtad. Dijo Shakespeare: "hay puñales en las sonrisas de los hombres, cuanto más cercanos son, más sangrientos".
ResponderEliminarSaludos Francesc
Sí, querida Loli, y además estos puñales se esconden debajo de una vestimenta elegante y cívica.
ResponderEliminarSalud
Todo aquello que se oculta a la vista de los demás siempre esconde la traición o la hipocresía.
ResponderEliminarComo siempre un placer leerte.
Un abrazo.
Transparencia, amigo Carlos, transparencia y transparencia es consustancial con la libertad, la justicia y la democracia.
ResponderEliminarsalud
Veces una ofensa a la dignidad, veces una salida del despotismo...pero en todo caso traición...
ResponderEliminarBuenísimo.
Un abrazo
En cualquier caso, amigo Omar, sangre derramada.
ResponderEliminarSalud