miércoles, 9 de marzo de 2011

LLANTOS

Es una secreción que se produce con poca frecuencia cuando el goce estético huye del sentimentalismo. Sin embargo, hay casos notables de llantos apolíneos, clásicos, razonados, plausibles, noéticos, racionales o especulativos y no es extraño el llanto como una manifestación privada del goce estético.

Hay un llanto que no tiene ni un ápice de dolor, ni se fundamenta en nada material, es sólo una reflexión. Es como las lágrimas derramadas por uno de los últimos Medici en 1705 cuando confesaba que había llorado escuchando el Oratorio de San Felipe Neri de Alessandro Scarlatti; aquello era un llanto reflexivo, que nacía de la razón. Era un suspiro intelectual. Generoso.

Las lágrimas de Boabdil, en cambio, son zumos románticos. El rey moro lloró por lo que había perdido. Ya nunca más sentirá el goce por Granada. A los pies de su madre derrama unas lágrimas de dolor y al mismo tiempo de egoísmo, no en vano, ha perdido su joya más preciada.

El llanto romántico duele, es interesado, es Tanathos. El llanto racional es estético y nos sitúa lejos de la bestialidad, es Eros.

Para poner remedio a tanta lágrima sensiblera habría que crear espacios de catarsis donde la gente, llorando, descargara los sentimientos acaramelados.

De esta depuración ya hablaba Aristóteles, de hecho, la antigua tragedia griega hacía esta función. El teatro podría convertirse en el vertedero de los sentimientos.

Francisco Ferrer Lerín diría, quizás que se trata del muladar de los sentimientos enlagrimados.

No será extraño que aún venga un psicólogo ocioso y leyendo esta nota elabore una teoría del llanto y compare las formas de sollozo con el conflicto entre lo clásico y lo romántico.

Como nos reiremos del teórico, le pediremos que nos explique qué demonios pasa con las lágrimas de cocodrilo y los vapores de cebolla.

6 comentarios:

  1. Querido Francesc. Añado un "Llantos", el mote que recibía cierto jugador de póquer que padecí en los ochenta en cierto casinucho de provincias; siempre estaba llorando, porque en el tapete verde no ganaba suficiente, porque perdía, porque no tenía suerte. Su profesión, en la vida civil, era la de enfermero.

    ResponderEliminar
  2. Sí, amigo Paco, añadiremos el "Llanto del tapete", sin duda un llanto próximo a los sollozos de Boabdil.
    Salud

    ResponderEliminar
  3. No había pensado en esta categorización de las lágrimas;las lágrimas románticas y Thanatos, las racionales por goce estético y Eros, una tesis que merece darle al coco. ¿Y las lágrimas que provoca las risas de alegría o de desternillamiento por un sucedido cómico? Esas lágrimas ¿con qué las emparentamos?

    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Amaltea, en vaya lío me has metido ¿Qué hago con las lágrimas de alegría? Ja, ja, Ja. Todo es cuestión de secreciones, hay quien dice cuando se desternilla: ¡Ay, que me meo!
    Je,je,je.
    Risas aparte yo solo hablaba, de momento del llanto estético.
    Salud

    ResponderEliminar
  5. Las lágrimas son otro desahogo más y surgen por muchos motivos, a mí la belleza me da ganas de llorar y la alegría no digamos, será por eso que una vez me diagnosticaron: ojos secos y me recetaron lágrimas artificiales.

    Salud

    ResponderEliminar
  6. Isabel, estos médicos tienen una creatividad extraordinaria, lo de las lagrimas artificiales es algo maravilloso, esto de no tener que recurrir a la cebolla complace mi admiración por la técnica.
    Salud

    ResponderEliminar