jueves, 17 de febrero de 2011

Una cuestión de superación

La superación del padre es la madurez. El complejo de Edipo constituye uno de sus motores.

Luego, más adelante, ya maduros, relativizamos y nos damos cuenta que la superación es bien poca cosa, tan poca cosa como el progreso de la civilización.

No puedo dejar de citar a Horacio (Odas 3,6,46)

Aetas parentum, peior avis, tulit nos nequiores, mox daturos progeniem vitiosiorem.

La edad de los padres, peor que la de los abuelos, nos engendró a nosotros, aún más malvados y destinados a tener una descendencia más degenerada.

4 comentarios:

  1. Los padres siempre serán los padres. Hagamos lo que hagamos llevamos su impronta.

    Mark Twain dice lo siguiente:

    "Cuando yo tenía catorce años,mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años".

    Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó

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  2. Sí, Higinio, coincido contigo absolutamente. Me refiero a la superación del padre como motor de progreso, pero, esceptico como soy, no creo en la superación y como Horacio lo veo todo bastante oscuro.
    Todos llevamos la impronta del padre, y yo me cuento entre los que celebran llevar esta impronta.
    Salud

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  3. Yo defiendo en este caso el asesinato (poético o no) de la genética.

    Francesc en un placer para mí que pases por mi hoguera y dejes algo que me obliga a poner en silencio las ruinas.

    Salutem.

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  4. Los científicos, Concepto-aparte, nos hablan del gen inmortal. Siendo así solamente podríamos hablar del asesinato poético, en definitiva, el único eficaz.
    Salud

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