miércoles, 23 de febrero de 2011

siglos oscuros

Los siglos oscuros pesan como una losa,
comenzaron cuando los relojes
se ponían a cero y el tiempo pasado se borraba.

Fueron derribadas las termas
y con los sillares de Augusto construyeron chozas,
levantadas con sigilo en el bosque escondido,
lejos de las ciudades desiertas.

El caballo de Atila sólo pisó la hierba,
otros aplastaron el ágora callada.
Los pergaminos fueron rasgados
y jamás el faro de Alejandría volvió a iluminar.
Todo se sometió a un solo Dios
que había pactado con un solo pueblo.

El olvido cayó sobre Knossos y Sunion.

El deseo se trasladó del conocimiento al instinto,
el amor subió de la memoria al cielo,
lejos del corazón de los hombres,
y la imaginación se convirtió en locura,
mientras las bóvedas, cada vez más pesadas,
se apoyaban en muros más y más gruesos
y del interior oscuro, las voces del miedo
anunciaban que al principio fue el Verbo
y entre el Pantocrátor y los retablos nadie recordaba
que al principio fue Cronos: el tiempo.

Los delfines, el Príncipe de los Lirios
y las diosas de abundantes ubres
fueron sustituidos por códices
y martirologios de tintas sangrientas.

Sederunt Principes entre el barro y el púlpito.

Con las monodias se mezclaban
los retortijones del hambre.

Ningún canto hasta
la llegada de Beatrice a sus nueve años.

Permanecen hoy, aún admiradas, las piedras románicas.


original en catalán


Pesen com una llosa els segles foscos
que van començar quan els rellotges
es posaven a zero i el temps passat s’esborrava.

Foren enderrocades les termes
i dels carreus d’August se’n van fer bordes,
construïdes amb sigil al bosc amagat,
lluny de les ciutats desertes.

El cavall d’Atila només va trepitjar l’herba,
altres aixafaren l’àgora callada.
Els pergamins foren esquinçats
i mai més va tornar a lluir el far d’Alexandria.
Tot es va sotmetre a un sol Déu
que havia pactat amb un sol poble.

L’oblit va caure damunt Knossos i Sunion.

El desig es traslladà del coneixement al instint,
l’amor va pujar de la memòria al cel,
lluny del cor dels homes
i la imaginació es convertí en follia,
mentre les voltes, cada anyada més pesades,
es recolzaven en murs més i més gruixuts
i de l’interior fosc, les veus de la por
anunciaven que al principi fou el Verb
i entre Pantocràtors i retaules ningú recordava
que al principi fou Cronos: el temps.

Els dofins, el Príncep dels Lliris

i les deesses d’abundoses mamelles
foren substituïts per còdexs

i martirologis de tintes sagnants.

Sederunt Principes entre el fang i el púlpit.

Amb les monodies es barrejaven
els retortillons de la fam.

Cap cant fins
l’arribada de Beatrice als seus nou anys.

Cap sonet fins
que l’amor va baixar del cel a la memòria.


Romanen avui, encara admirades, les pedres romàniques.

4 comentarios:

  1. Querido Francesc:

    Magnífico poema, lleno de dolor por la injusticia, con una queja reivindicativa, pues cuánto sufrimiento, cuánta sangre, cuántas hogueras se han derramado y y encendido en nombre de un solo dios verdadero, todopoderoso, clemente y caritativo. Tanto era así que la Santa Inquisición torturaba para la purificación que Él mismo ofrecía como recompensa. Cuánto terror rodeando al Pantocrátor, cuánto más espesos se volvían los muros y más alejado el recuerdo de los humanos dioses del Olimpo. Cronos defenestrado, el saber antiguo, los libros...
    Menos mal que volvió Dante para hablar del amor.

    Oye, Francesc, yo diría que el geómetra no anda lejos, ¿eh?

    Fantástico, vital y reivindicativo. Me encantó.
    Besazos. Salud.

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  2. Y sin embargo el Imperio no pereció, que subió a los cielos y se sentó por encima del Padre, y edificó de piedra su iglesia, y consagró como divinos los veniales placeres y fue mórbido pero perduró.

    Un abrazo.

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  3. Es verdad, el geómetra siempre trazando las líneas que puede, no anda lejos. La injusticia secular que no conoce de trazados reguladores y el pobre geómetra intentando la cuadratura del círculo, el triste geómetra que deberá recurrir a las geometrías no euclidianas, aquellas que trastornan las dimensiones y son difíciles de entender.
    Salud

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  4. Sí, Javier, se petrificó y perduró. Se consagraron los pequeños vícios y de las pequeñas, muy pequeñas virtudes hicieron norma de vida.
    Salud.

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