miércoles, 10 de noviembre de 2010

EL HACHA

Herramienta de golpe y filo. Desnuca, decapita,
nunca corta con pulcritud, hace socavones en la carne
deshace los músculos del cuello del ajusticiado,
que salpica con rojo sangre el aire del cadalso.

El hacha hace espectáculo del trabajo chapucero,
de rajas y jirones mezclados con la sangre
y revienta el silencio con un golpe apagado
que en la roja humedad ensordece el ruido.

Con la fuerza del golpe, tú y yo también hemos callado.

7 comentarios:

  1. Como duele ese silencio entre dos, el hachazo queda como una simple caricia...me dolió más el final.
    Impresionante,
    un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Sirocos, realmente el final duele, pero los socavones en la carne y el trabajo chapucero sobre la nuca te dejan tieso.

    Salud

    ResponderEliminar
  3. Acá, sin las haches de hacha...

    al menos se abolió la pena de muerte estatal, aunque los verdugos van por libre y exportan su muerte, allá y alá.

    ResponderEliminar
  4. Se abolió y como tu dices, Ranstom, los verdugos continuan de "por libre". La muerte la exportan pero esta casa de exportación tiene sus muros manchados con las salpicaduras sangrientas de la historia.
    Debido a la fuerza del golpe tuvimos que callar y ahora también nos toca callar.

    Salud

    ResponderEliminar
  5. Benditos sean los hachazos traicioneros, sesgados y certeros, si ellos provocan tu palabra y brotan en verso!!

    Poeta!!

    ResponderEliminar
  6. Gracias, Pinocho.
    Yo, sin embargo, maldigo el hachazo y el trabajo chapucero aunque esto inspire a los desvagados poetas.
    Cierto es que en el paraiso no existe la poesia pues esta nace de la tensión y en el cielo no hay tensión (vaya mierdica de cielo).
    Salud

    ResponderEliminar