martes, 5 de octubre de 2010

Bosque

Vuelven a salir las hojas
en los robles de siempre.
Aquellas marchitas de otoño
dejaron la rama limpia
para que brotara el follaje de primavera
y cuando pase el solsticio,
la elegía otoñal pintará las hojas de color amarillo,
gusanos y hongos desharán la corteza
y todo tendrá que cambiar para que encinas y tilos
dibujen de nuevo el paisaje conocido.

Hoy y ayer, el bosque es el mismo.
Nada cambia, sólo la mirada
que atisba entre las ramas
un futuro que se acorta
y deja atrás un pasado
que poco a poco se alarga.

El tiempo no yace en el bosque,
el tiempo vive en la mirada,
y el inexorable paso de las estaciones
sólo dejará un calco de hojas.


---original en catalán---

Bosc

Tornen a sortir les fulles

als roures de sempre.

Aquelles marcides de tardor

deixaren la branca neta
perquè lluqués el fullam de primavera
i quan passi el solstici,

l’elegia tardoral pintarà les fulles de color groc,
cucs i fongs desfaran l’escorça
i tot haurà de canviar perquè alzines i til•lers
dibuixin de nou el paisatge conegut.


Avui i ahir, el bosc és el mateix.
Res canvia, només l’esguard
que albira entre les branques
un futur que s’escurça
i
deixa enrere un passat
que a poc a poc s’allarga.


El temps no jeu en el bosc,

el temps viu en l’ullada

i l’inexorable pas de les estacions

només deixarà un calc de fulles.

6 comentarios:

  1. ...no quedará ni rastro... ...mejor así

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  2. Es mejor que no quede ni rastro. Total?

    Besos

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  3. Es curioso como la inclinación del eje del planeta, puede provocar esta preciosa reflexión sobre el transcurso del tiempo.
    Ese eufónico "res canvia, només l'esguard", o un más atenuado,pero cíclico "panta rhei", empieza casi a ser una utopía en nuestro deteriorado paisaje.
    (Ojalá cada vez haya más hojas en los árboles y menos en las papeleras)

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  4. Ranstom, te doy la bienvenida como seguidor de mi blog.

    El paso del tiempo, aunque éste sea sólo una apreciación sensible, resulta que al final deteriora.

    Salud

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  5. La mirada, menos mal que nuestros ojos se engañan de vez en cuando y no se dan cuenta del ocaso.

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  6. Yo no sé, Carla, si nuestros ojos nos engañan o somos nosotros quienes queremos vivir en e3l engaño.
    Todo cambia y al final casi todo permanece igual.

    Salud

    Francesc Cornadó

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